domingo, 15 de marzo de 2015

En y el Reloj

En, poseía una mueca constante en su rostro, que era la antítesis de la expresión. Era neutralidad. Su boca eran solo un par de labios sin vida.
Parecía nunca haber soltado una risa, un jolgorio, parecía nunca haber sentido una alegría, una tristeza, parecía nunca haber tenido una duda, ni haber tenido miedo.
Las palabras que su boca, tan falta de vida, concebía, eran solo palabras, en la que era imposible denotar la más mínima tonalidad, la más mínima emoción. Hasta la más corta oración proveniente de ella, se disfrazaba de eternidad.
En era gris, En era una línea recta suspendida en un espacio donde todo a su alrededor eran coloridas formas en perpetua contraposición las unas con las otras.
En la noche, En era el trozo de cielo sin ninguna estrella.
En el día, era el único árbol en el que los pájaros no formaban nido.
El único árbol que prácticamente no tenía hojas, y las que tenían, vivían perpetuamente en un otoño.
En era la rutina.
La rutina que agobia a todos.
La rutina que el mismo había diseñado, y que tanto disfrutaba.
Siempre obedeciendo lo que las agujas de su exacto reloj, que tanto adoraba, dictaban.
Nunca arribaba a deshora a ningún lugar, nunca había la más mínima chance de espontaneidad.
Eso era En.
Y En eso era.
Su reloj era su vida, su esencia.
Las demás características accidentales, como su desganada actitud, o su aura color gris, no tenían peso ni efecto en su esencia en lo absoluto, solo quedaban bien combinados.
Pero con el tiempo, con el tiempo que su reloj contaba para él, los engranajes del mismo, comenzaron a oxidarse por cada minuto que este contaba. Las consecuencias no fueron observables por algún tiempo, pero su mal funcionamiento había comenzado.
Pasaron días de rutina, en las que En, sin conocimiento alguno, iba minutos atrasado a cualquier lugar, cosa que a nadie le pareció extraño, aún teniendo en cuenta su forma de ser.
Tal vez no todos eran obsesivos como él.
Lo que si fue de extrañar, fue cuando un lunes a primera hora, En no pudo ser localizado por ningún lado, ni en su trabajo, ni en el banco, ni en los lugares en los que sus hábitos, dirían que pudiera haber estado.
El reloj, por fin había terminado de averiarse.
Sus engranajes quedaron detenidos a un segundo de las 6:00 AM, un minuto antes de que En tuviese que despertarse,
Y En, sin saber de aquel incidente, durmió.
Y su vida quedó detenida a las 5:59 AM de ese lunes.
Ahora, algo muy curioso ocurre con los relojes cuyos engranajes están detenidos. A simple vista, pareciesen que están rotos, pero no lo están, solamente empiezan a contar el tiempo de distinta manera.
Tal es así, que una semana después de ese lunes; Lunes otra vez, el reloj dio las 6:00 AM que no había dado 7 días atrás.
En despertó automáticamente de aquellas fantasías que su mente había olvidado hace ya mucho tiempo, sin siquiera oír el sonar de la alarma, que averiada como saben, se encontraba.
En hizo su aseo rutinario, sin siquiera atreverse a ver de reojo el reloj; Algo dentro de él lo hacía sentirse como si estuviese atrasado.
Salió con rumbo a su trabajo, con su típico traje color beige, y sus zapatos marrones, marcando con ellos un paso un poco más apresurado de lo regular.
Al presentarse en su oficina, su mueca, que tan neutral era, dio su primera expresión en mucho tiempo.
Fue una expresión de confusión, al haberse enterado que había sido despojado de su labor por ausentarse sin aviso.
En nunca había reprochado, o discutido, así que desconocía como hacerlo, aunque de haberlo querido, tampoco hubiese podido ya que el shock acaparó sus pensamientos hasta salir de ese edificio.
Y lo primero que hizo luego de cruzar el umbral de aquella puerta, fue preguntarle la hora a una persona del centenar que caminaba con la cabeza gacha por aquella vereda.
Estaba tan exaltado, que su pregunta fue con un tono con muchos decíbeles más de lo considerado normal.
- LAS 6:54! - Exclamó aquel hombre, huyendo desesperadamente de En y de sus gritos de incertidumbre.
Lo último que le quedó a En, fue regresar a su morada.
Caminó aquel trayecto a un paso en el que si hubiese ido un poco más lento, hubiese permanecido quieto.
Dejó su portafolios, y su saco doblado sobre la tabla de planchar que tenía en un pequeño lavadero, al fondo del pasillo que llevaba a su patio.
Y caminó aquel pasillo de vuelta, doblando a la derecha para encontrar su habitación.
Y observó, por primera vez en el día su reloj, que seguía dando las 6:00 AM.
En lo miró extrañado.
Y pensó.
Hasta que comprendió.
Su enojo, y lo absurdo de la situación, solo le permitieron exclamar en un tono que rozaba la indignación un -"En serio?".
Sus labios se empezaron a quebrar, de tanto que gesticuló su boca, ya que estaban acostumbrados a cierta modulación, de baja graduación.
Agarró su reloj con su mano izquierda, que desconocía la quietud de tan temblorosa que se encontraba.
-"En serio?" - Le replicó a su reloj
-"En serio?" - Repitió
-"En serio?" - Repitió
-"En serio?" - Repitió
- ...
-"EN SERIO?!" Terminó por exclamar, ya tendido en el suelo junto a aquello que había causado toda esta situación.
Luego de todo, un calma silenciosa reinó su pequeña habitación.
-"En serio?" - Susurró En
-"En serio?"

Y En se rio, y adoptando el mismo destino de su reloj, se descompuso.

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