la distancia no parece poseer temporalidad,
dos seres,
dos mares;
dos espacios,
separados en otro más;
trazando millones de posibles caminos;
que tal vez, solos recorrerán;
para alejar al horizonte,
de su camino;
y acercarse, el uno al otro, un poco más,
cada vez que a un diminuto sol se le es extinguida su incandescencia,
y se encoge, ya seco, para bajar a esta tierra;
adoptando la forma de un tronco,
junto con sus rayos, que en ramas mutan;
naciendo el perpetuo crepúsculo;
no así la oscuridad;
nace el bosque;
alimentándose del áurea de la perpetuidad;
en la infinidad de caminos,
estos árboles caerán;
las hachas que la distancia,
desde su espacio vacío emana,
se deslizan a través de estos troncos,
a medida que la primera, más corta se torna;
los dos seres,
los dos mares;
los dos espacios,
pueden ver la cortina de infinitos rayos,
de soles negros separándoles,
pero sienten la presencia del otro,
no siendo separada por el horizonte;
y de la tala de aquella madera, los soles, sangran luz,
que al tocar el suelo, se vuelve savia;
que alimentará a los animales ya extintos,
que en el troncos muertos,
verán un único grueso anillo en cada uno;
que son estigmas de millones de años;
por segunda vez,
la distancia asesinó al sol;
y se abalanzan,
el uno sobre el otro,
luego de haber asesinado a los árboles ya muertos;
los dos seres, crean uno mas,
los dos mares, un océano;
y los dos espacios, conforman uno;
ya juntos,
la distancia sigue desconociendo la temporalidad,
ya que esta trazada por troncos de un bosque ya difunto,
y por un horizonte que deja caer una lluvia en ellos,
en señal de tristeza;
aquellos dos seres,
aquellos dos mares,
y aquellos dos espacios;
hoy están juntos,
pero, este ser,
este océano,
y este espacio,
se preguntan, si alguna vez,
este sol que mató al crepúsculo,
que nació por obra de sus hermanos secos,
al igual que ellos, se dejará caer en esta tierra;
afianzando sus raíces a ella,
y creando el único bosque con un solo árbol;
porque saben,
que ni aún en la distancia más grande,
no hay filo en sus hachas que lo podrían talar,
solo dejarían un hueco,
en que las voces de aquellos dos,
tardíamente se puedan encontrar;
evitando que entre los dos,
sean uno;
con la perpetua noche,
que creó en su muerte,
aquel tronco oscuro;
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