el silencio de las manos,
no sabía que hacer;
mientras miraba a las uñas,
que lentamente;
se enterraban en otra piel,
la noche ya florece,
pero aún no está;
se siente su presencia,
pero no su oscuridad
y así;
el alba, terminará;
la flor del ocaso,
lentamente, despegará,
uñas clavadas,
marcan,
huellas,
que no se van a borrar;
la piel no olvida,
y los ojos,
tienden a engañar;
aún así,
el tacto,
por siempre ingenuo será;
no tanto,
quizás,
flor del ocaso despega,
las nubes zarpan mar allá;
mientras que las uñas;
se despiden de la piel,
que les dio un hogar,
para volver,
a buscar,
nunca algo fijo,
siempre temporal;
nunca soleado,
siempre tempestad;
aparentar,
siluetas, luz del sol
prendido, apagado;
frío,
y aún así, calor,
que persiste,
a pesar de todo,
a pesar de las marcas,
que nunca se borrarán;
de las uñas se emanará,
arte;
son marcas;
que uso de mapa,
esperando así,
que siguiéndolo;
pueda volver a encontrarte,
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