trazos;
ligeros trazos,
que de cerca no se puede;
distinguir más que colores de los mismos;
pero que viéndolos a lo lejos;
forman una pintura,
una pintura tan bella;
que parece escapar de vos,
escapando del rostro que la vida a ella le dio;
dando pequeños pasos;
para luego empezar a correr,
sin mirar atrás;
derramando algunos colores,
destiñéndose;
para luego caer,
a un charco de agua;
que vuelve acuarela,
todo lo que antes ella significaba,
y como una foto,
mal revelada,
la olvidan,
todos,
menos vos;
que le diste la vida,
y avergonzada ella, toda desteñida,
pero tus manos,
tan frágiles, tan lindas,
la pintan sobre las marcas de barro;
que el charco le dejó;
volviéndola aún mas bella;
que antes;
y al secarse la pintura,
con tus dedos acaricias,
los colores que de ella sobre salen;
para pintar mil soles;
para iluminar las grises tardes,
que tanto acarrean tus días,
y rompes;
páginas de papel,
tan cuidadosamente,
que parece una caricia;
el papel llueve sobre vos;
y también llueve afuera,
y como una película larga pero con final,
la pintura tarda;
pero siempre,
se seca;
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