Me quedo hasta que me eches.
O hasta que no me dejes entrar.
Hasta que te rías de mí
Y ya no tenga sentido inventar.
Inventar que estoy sola
Imaginar el silencio.
E invitarte unas horas
A que estemos despiertos,
pero siempre,
vivo:
siempre,
vivís,
siempre vivimos;
entre sueños,
pero ojalá que algún día,
me puedas prestar un poco de tu mar;
así tal vez, en él pueda nadar;
y quizás,
me ahogue, me aburra, y salga de nuevo a flotar,
imaginándome en el silencio del océano,
imaginándome posado sobre el ruido de las olas,
imaginándome en un sueño,
del que nunca voy a despertar;
En cambio, sigo aguantando esta agitada realidad
Y las olas me arrastran
Me quieren ahogar
Me llevan, me envuelven,
Me alejan de vos,
Del sueño vivido,
Y del que se imagino
Sin fuerzas, no existo
No puedo luchar.
Me hundo y no siento
El tiempo pasar
pero seguramente;
pasaré con el,
cayendo junto a las horas,
y en tus vidrios empañados,
persistirá el recuerdo,
de las noches;
que pasamos juntos,
hoy, me hundo,
ayer, también, pero con vos;
ojalá pudiese soñar,
ojalá estas olas nunca me hayan arrastrado,
ojalá, que esto no sea la realidad;
me hundo bajo el mar;
nadando, esperando encontrar,
aquel pequeño charco,
que me otorgaste,
antes de volver a soñar;
y aquel charco con el que soñé,
para desgracia mía,
se volvió realidad;
Y aunque era pequeño
Era nuestro y de nadie más.
Nuestro charco,
el recuerdo, de lo que te pude amar.
Nuestras olas, las distancias
que ni el sueño ni el tiempo,
pueden salvar.
No quiero naufragar, en la marea sin tu guía,
Busca en tu charco, una muestra de aquel día.
De aquellos momentos que solíamos pasar.
Y en tu piel un recuerdo, de nuestra intimidad
de nuestros sueños, un despertar;
hundidos;
luz, ¿sabes?
como sabrás?, si seguís con tus ojos dormidos;
entre páginas;
escribo,
sobre un sueño,
sobre vos,
sobre mi,
sobre todo,
siempre; sobre papel,
la tinta que saco de las pinturas,
que antes dibujábamos;
ahora relatan la historia;
del amor, del sueño y del naufragio,
en tu mar sigo,
siempre seguiré,
ahogada, flotando, no importa;
pero seguiré,
tocando tu arena con mis pies,
o besando tu sol con mi respiración;
siempre escribiendo,
pero lastimosamente,
no hallaré un final;
la historia seguirá,
a donde el naufragio me arrastre,
la tinta se disipa sobre el mar;
que me prestaste;
y no hallaré un final;
esperaré a que me lo regales
Y no hallaré un final,
esperaré que me lo regales,
cuando entré;
sábanas de sal y arena, por la mañana te hallé.
Naveguemos juntos hacia un nuevo despertar,
Porque aunque esto termine,
el día recién va a comenzar.
(Escrito con Camila Corado)
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