martes, 31 de marzo de 2015

Ser

La vida se regala a si misma al corazón que se detiene para oír su propio latir,
deleitándose ella, por segundos, con la constante e incipiente pulsación, de un corazón, de una nueva luz; Su carne, nueva, al igual que su piel;
Resguardarán su alma, desde el instante de su concepción.

Éste ser vivirá, envuelto en una sábana de manos que dejarán caer su calor en su pecho, y riendo, intentará acercarse a la lejanía de esos dedos que tan gustoso dejan su sentir.
A medida que tiempo huye de sus brazos; Crecerá, y sentirá como aquella manta que tan cálidamente lo envolvía, inicia, al igual que el tiempo, su escape; A la par de como cae su primer invierno; Bañando así, en incertidumbre su mente, en la que sembrará preguntas que rodarán los recovecos de su sapiencia, añorando respuestas.
Por primera vez, la comisura de sus ojos, dejarán escapar una lágrima enlazada con su sentir, y sus labios, dejarán escapar un susurro, que impulsará al viento para disipar su lágrima y fingir; Serenidad.

Con la huida del tiempo, también tendrá lugar la huida de la vida en sí; Perdiendo así el calor de sus seres más queridos; Y entre tanto frío, comprenderá que la vida es un instante de luz en oscuridad, donde las criaturas irradian misteriosa energía, que tratan de darle un sentido a la misma; Confusión, de ella un sorbo más, tal vez no encuentre calma ni siquiera en los perpetuos diálogos de sus tertulias; Su sentir conocerá la soledad.

Esperanza; De sus manos, en forma alada, posada se encontrará una semilla, que plantará en tierra, luego de escarbar por un fango de una lluvia que hizo nacer una flor. Contará los segundos, los minutos, para verla nacer, pero no verá; Frustración, conocerá, empapando ella de apatía su ser.
Su corazón, sin contingencia alguna, comenzará a sentir como si estuviese apagándose; Descoordinado del tiempo.

Pero sus latidos, se sincronizarán con los segundos marcados por un reloj con los engranajes funcionantes, y su pecho volverá a sentir un calor abrigador, y se abrirá, para dejar su alma colisionar con otra, para ser una, por momentos.
Su tacto, apreciará la contextura de otra piel lentamente, y sus latidos, paradójicamente, irán lo más rápido posible.
Se engendrará otro ser, la vida se regalará otra vez.

Desde su hogar verá el pequeño espacio de tierra, donde su planta no creció; Pero un jolgorio interrumpirá su frustración, acompañado de un beso y un abrazo, que lo dejarán feliz por el resto de su día.
Se olvidará de aquel espacio todos los días, hasta ya no recordarlo.

La tersura de su rostro; De su piel, empezará a soltarse, dejando denotar, la erosión que causa el tiempo en su huida, cual hacha descendiendo lentamente, cortando su mejilla, sus brazos, sus piernas; Y su pecho.
Avejentada su piel; No así su mente, que se recreará, leyendo a grandes escritores, viendo la vida vivirse a si misma en el cuerpo de alguien más.
Observando detrás de un cristal, las estaciones repetirse, cada vez más rápido; Entenderá así, que la huida del tiempo es veloz, y su velocidad se incrementa con el correr de los años.

Verá la cara a la muerte algunas veces, antes de saber que la conocerá por fin; Sus manos se aferrarán a otras manos igual de débiles, hasta el punto en que su pecho termine de ceder, y deje a su esencia partir, concibiendo lágrimas en una cofradía muy personal, que su alma verá por última vez, en el momento exacto antes de estar totalmente desprendida del cuerpo que la resguardó; Luego nunca verá hacia abajo de nuevo, prometiendo eterno silencio.

La vida verá aquella alma que alguna vez la deleito con su latir, partiendo de su piel y carne, que la protegieron bien desde el momento de su concepción; Y la vida, guardada en un rincón de su eternidad, llorará una lágrima por una comisura celestial, dando lugar a una lluvia, que se dejará caer en el mismo lugar donde su semilla fue posada bajo tierra; Brotando, dando vida.

Y seguirá vivo, aún ya muerto, junto a las flores de todo aquel jardín, al que muchos llaman cielo.

domingo, 29 de marzo de 2015

Gracias

supe tomar un poco de tu tiempo,
para anular el resto,
del mío;
y para así,
poder divagar,
entre un espacio petrificado;
tanteando delicadamente, cada uno de los átomos,
que formaban tu rostro;
y desordenando, aquellos que formaban nuestro alrededor,
desgarrando, el tejido de este espacio,
para que cuando el tiempo regrese,
plasmado en las agujas de un reloj,
el suelo en el que estemos posados,
se derrita,
y tu mirada,
la cual su visión se encontrará dirigida un punto específico,
conozca, en aquel suelo derretido,
su reflejo;
y vea como detrás de ella,
se encuentra una tormenta,
que acarreó, la inconsistencia de una nebulosa, 
que atraje hacia nosotros;
y ante tu exasperación,
te invitaré,
a un lugar cuyo espacio, con mis manos separé;
abriéndonos camino hacia la nada,
donde ella tomará todo nuestro tiempo,
para ser eternidad,
con un umbral de una puerta,
que nos lleva, a donde solíamos estar,
donde ya la tierra;
conocerá la tempestad,
de una galaxia,
que con la nuestra la hice chocar,
y no será mas tierra,
será un planeta,
de una galaxia nueva;
que creé para vos,
para que des cuenta,
de lo que un poco de tu tiempo significa,
y aunque en la nada,
ya, paradójicamente nada valga,
para mi es infinito,
poder,
crear, crecer;
mantener,
tu rostro seguirá intacto como aquella vez,
y desordenados los átomos, estarán,
menos los nuestros;
yaceremos en la nada,
donde el espacio padecerá,
junto con el tiempo,
y todo esto,
gracias a tu tiempo,
gracias a tu tiempo;
y gracias por prestarme,
unos minutos de tu tiempo,
ahora en regreso,
te regalo mi ser,
y la divina eternidad,
de nuestros cuerpos;

martes, 24 de marzo de 2015

Mármol

utilizo una suerte de mármol frío,
para acarrear mi expresión,
en un lugar olvidado,
como olvidada fue mi voz;
y en él se tallar, 
letras de máquinas de escribir viejas, 
en las que durante algún lapso, utilicé;
y son los pasos de la gente,
que transita sobre dicho retazo de urbe, 
que borra, aquellas letras de mi ser,
con la misma frialdad con la que fueron escritas;
dejando solo grisáceas cicatrices, 
que como un dibujo a pequeña escala,
del lugar que la rodea,
quedan a la vista de todos;
siempre leo,
o creo leer,
otros retazos de ciudad,
con palabras en ellos;
¿habrá otro cuerpo en alma y espíritu,
tal vez físico,
que realiza las mismas prácticas que yo?,
aún no lo sé;
será tal vez,
que cada baldosa de cada vereda,
de cada calle y avenida,
de cada ciudad;
sean voces escritas,
por cuerpos ya fallecidos, 
en el último lugar,
donde su vida yació?;
si inequívoca resulta ser mi teoría,
por siempre, me aferraré a mi mármol antes blanco,
ya gris, casi negro;
y en el escribiré, sobre casi toda su superficie,
dejando a relucir, una pequeña esquina blanca,
que los pasos que borraron todo lo demás,
pintarán con el alquitrán, y el hollín de la ciudad;
y que cuando oscura, por completo se encuentre,
escribiré las últimas palabras,
que me sean permitidas,
alejando por siempre mis brazos, de él,
no así mis ojos;
que espero vean palabras,
que tal vez sean borradas,
pero que en mi guardarán la sensación,
de que al estar cubiertas de urbanas cenizas,
la gente evitará hacer contacto físico con ellas,
y viviré al igual que ellas,
en gris;
tal vez ya no viva en forma física,
tal vez hace tiempo no lo hago,
tal vez solo exista,
tal vez algo;
algo encontraré,
en un espectro frío,
donde halle otro medio de expresión,
tal vez otra baldosa,
en otra ciudad,
que me escribiré con contento,
y que tal vez los pasos no la caminen para borrar,
tal vez sea la lluvia quien borre aquellas letras,
porque al leerme, la hice llorar,
tal vez llene una calle,
tal vez llene una ciudad,
plasmando mi voz,
en lugares a los que nunca los ojos llegan;
me siento en silencio
espero no por mucho,
espero por algo,
espero que la lluvia limpie las baldosas grises,
y mi mármol, vuelva a estar en blanco;
para satisfacer, el sentido de pertenencia,
ya que al ser el primer lugar,
que mis recuerdos recuerdan,
un impulso me lleva,
atrayéndome,
a donde dije mis primeras palabras,
y donde quiero seguir hablando,
pero donde no quedan mas lugares para hablar;
tal vez mi voz se vuelva muda,
y mis manos no la tallen mas,
tal vez el ignorar de la gente fue señal,
en silencio me convierto,
y mi voz, conmigo,
silencio será;

39;

Ojalá. 
Ojalá que el pueblo nunca olvide. 
Ojalá que la memoria permanezca intacta, porque de olvidarla, nos convertiríamos en hijos del autoritarismo que dio inicio a la etapa más oscura sufrida en Argentina en toda nuestra historia.
Seríamos como ellos, apoyando el frío cañón de un revólver represor, en la nuca de cada ciudadano, de cada persona; en la nuca de nuestros hermanos, en la de nuestros tíos, en la de nuestras madres y padres, en la de nuestros abuelos, y hasta en la nuestra misma.
No olvidemos ese 24 de marzo de 1976.
No olvidemos esos 31 comunicados, que helaron la sangre a todos, al momento de ser difundidos por los medios.
No olvidemos cómo la pena de muerte fue legítima, y cómo esta se le fue impuesta a personas inocentes.
No olvidemos cómo aquellas juntas militares les succionaron el alma a todos los argentinos, cómo nos violentaron, cómo nos hicieron desaparecer, cómo jugaban con nuestras vidas.
No olvidemos ese golpe de lleno al rostro argentino.
No olvidemos la guerra sucia.
No olvidemos cómo el silencio se apoderó de nuestra sociedad, cómo el temor, cómo el miedo, eran un sentimiento habitual que no podía ser olvidado, ni dejado en segundo plano ni permaneciendo en el hogar. Cómo los pensamientos más horribles llegaban a nuestras cabezas, y nos mantenían siempre alerta.
Cómo éramos prisioneros, en una supuesta "libertad", encerrados entre fronteras.
No olvidemos cómo fuimos despojados de la libertad, cómo nos fueron arrebatados los derechos humanos, cómo fue destruido el congreso, cómo aquel cóndor se posó sobre nuestro país haciéndolo añicos, y cómo esos hijos de puta, como marionetas, se reían de todos nosotros.
No olvidemos a los militares, que atendían los centros clandestinos de todo 

el país, donde los gritos eran atrapados entre cuatro paredes, silenciados y totalmente acallados por la mano de la tortura represiva.
No olvidemos los falcon verdes, los vuelos de la muerte, la lucha contra los "subversivos".
No olvidemos la desaparición y el ocultamiento de la identidad de hijos de detenidos y desaparecidos, que fueron otorgados a otras familias.
No olvidemos la braveza de las madres de plaza de mayo, no olvidemos cómo ansiaban hallar la verdad en un enredo de mentiras y violencia; no olvidemos a las madres de los desaparecidos, que según la prensa no existían; no olvidemos a Rodolfo Walsh, que en una carta manifestó todo lo que el pueblo quería decir, pero temía de hacerlo, ni olvidemos como a plena luz, oídos de inocentes fueron sorprendidos por disparos en la vía pública, y cómo ojos asustados vieron como se lo llevaban lejos, cómo esos ojos asustados lo vieron por última vez.
No olvidemos cómo aquel 16 de septiembre de 1976, a los lápices les fueron arrebatadas las palabras, y fueron a parar a la clandestinidad, para ser acalladas por siempre. Cómo a esos 10 chicos, de minoría de edad, les quitaron su juventud, y a 6 de ellos su vida, por una posible subversión. No olvidemos cómo en el 78', una pelota de fútbol fue utilizada para legitimar algo que era completa y totalmente ilegítimo.
No olvidemos las voces que intentaron hablar en forma de lucha, y que fueron calladas.
Como llamas, fueron extinguidas treinta mil voces, o las que hayan sido, porque los números varían, pero aunque hubiese sido una sola voz, su silencio hubiese tenido la misma relevancia que siendo treinta mil.
Lo importante no es el número de voces acalladas, si no el silencio de la más mínima voz del pueblo, silenciada bajo una mano plagada de tortura y horror.
No olvidemos la incertidumbre de miles de familias, los millares de lágrimas derramadas, las preguntas que sólo consiguieron por respuesta un "algo habrán hecho" que la voz más pútrida y oscura escupió ante decenas de personas en una conferencia de prensa, que los ojos del pueblo vieron horrorizados.
No olvidemos cómo la Iglesia apoyó el golpe, atentando ante los derechos de la sociedad, con muchos miembros cometiendo crímenes de lesa humanidad; y no olvidemos la negación para abrir sus expedientes y aportar información de las personas desaparecidas, ni tampoco olvidemos a todos aquellos que apoyaban este defenestrante régimen.
No olvidemos ese 2 de abril de 1982 cuando una botella de alcohol, derramada en un despacho presidencial, dejó caer gotas como lluvia en las caras heladas de jóvenes, obligados a luchar en una guerra cuyo único fin, era la prevalencia de la insensatez; donde los medios, controlados por el mismo Estado, alimentaban una ambición vacía en el pueblo, por una soberanía en la que la victoria, ante nuestros ojos, parecía inminente, hasta el 14 de junio, donde toda promesa de victoria se desvaneció. La amargura de un pueblo devastado, inanímico y engañado, desató las tensiones reprimidas por la guerra.
No olvidemos a Videla, a Massera, a Agosti, a Viola, a Graffigna, a Lambruschini, a Galtieri, a Dozo, a Anaya, a Bignone, a Hughes, a Franco, a Astiz, a Etchecolatz, a Acosta, a Simón, a Camps, a Guglielminetti, a Cavallo, y no olvidemos la atrocidad que cometieron en este pueblo.
No olvidemos a esos hijos de puta, no olvidemos la sangre que corrió gracias al puñal de su mano represora, como tampoco olvidar cómo todos los cuerpos de detenidos inocentes, fueron atrozmente depositados en fosas comunes, enterrados sin honor, tal cual el accionar de aquella deshonrosa dictadura.
No olvidemos la memoria.
No olvidemos la tardía, pero segura victoria del pueblo.
No olvidemos el regreso a la democracia, ni tampoco la celebración de un pueblo que tanto sufrió.
No olvidemos a la CONADEP, ni el informe "NUNCA MÁS".
No olvidemos los juicios a las juntas militares, ni cómo no pudieron tener la más mínima decencia de juzgar a sus superiores.
No olvidemos la tensión de los levantamientos de los carapintada, no olvidemos las leyes de impunidad; cómo la ley de punto final, y obediencia debida, dejaron sin juicio a imputados, que no hubieran sido llamados a declarar antes de los sesenta días corridos a partir de la fecha de promulgación de dicha ley, como una excusa estúpida, y dejaron en libertad a represores que aún habiendo obedecido órdenes de superiores, eran la misma repugnante clase de seres humanos.
Seres que acabaron con la vida de sus ciudadanos, aquellos a quienes tenían que proteger, sin repercusión alguna en sus mentes, respectivamente, y cómo aquellos indultos dictados por un ser repugnante, dejaron libres a los más grandes monstruos que esta nación conoció.
No olvidemos cómo permanecieron en libertad, y no olvidemos los juicios de la verdad, ni cómo dos manos quitaron aquel nefasto cuadro de la pared de la casa de gobierno.
No olvidemos cómo cumplieron sus condenas como las ratas que eran, y cómo uno tras otro, fueron falleciendo para desgracia del pueblo, que en sus rostros ansiaba ver el sufrimiento de las miles de vidas que arrebataron.
Nunca olvidemos la lucha que un pueblo puede dar.
No dejemos que la tiranía sea soberana en democracia, no alabemos a aquellos que afirman que hay que terminar con "este jueguito de los derechos humanos" sólo porque los números de 30.000 desaparecidos son ambiguos, no dejemos que se apacigüe esta sed de verdad, de justicia, no vivamos con miedo, no pidamos que vuelvan los milicos por hechos de inseguridad, no digamos que "esto con Videla no pasaba", no veneremos a aquellos que trataron de levantarse contra el gobierno institucional y democrático luego del retorno a la dictadura, no le demos poder al pasado en acciones a futuro, pero recordémoslo.
Nunca olvidemos la memoria
Nunca dejemos de perseguir la verdad
Nunca dejemos de recordar
Nunca permitamos que una atrocidad de esta magnitud pase otra vez
Nunca callemos nuestras voces
Nunca olvidemos a aquellos que desaparecieron
Nunca repitamos las torturas impuestas por el Estado
Nunca dejemos escapar la democracia
Nunca dejemos que los lápices dejen de escribir
Nunca más.

lunes, 23 de marzo de 2015

Palpitaciones

palpitaciones que nunca fueron palpitadas,
provenientes de un corazón ya muerto y enterrado,
recorren el suelo por debajo de estas calles,
latiendo sobre los pies de cada uno que transita sobre ellas;
donde las cloacas, se vuelven venas,
bifurcándose por debajo de la urbe,
escupiendo sangre en la cara de cada uno de sus habitantes;
estas palpitaciones llegaron a mi,
hoy estoy aquí, intentando averiguar donde se encuentra ese corazón, 
lo quiero para mi;
necesito encontrarlo, quizás sea la cura a esta infinita amargura,
a los gritos que vienen como el viento por la noche;
escarbo entre tierra más fría que el alquitrán que forma la calle,
con estas manos mundanas, 
dejándolas al aire, para que el viento las arrope,
y como sábana, uso la sangre,
que el corazón, como vestigio dejó en mi cara;
para dormir,
enterrado en este pozo que cavé,
como si un muerto se hallara a si mismo en su tumba;
en un último y fallido intento,
por perseguir y encontrar la palpitación de su corazón,
que le regalaría la vida;
siempre fui de buscar y encontrar, 
pero esta vez la suerte no estuvo de mi lado,
quizás así sea la vida que me toco, buscando lo real lo que me haría sentir, como aquella primera vez, 
donde sentí que dios existía y que mi vida era perfecta,
no sé que atajo tome, pero hoy camino entre sombras y vicios que no me llevan a ningún lugar;
y esas palpitaciones!, oh!, me siento tan inútil buscando mi corazón,
o un corazón, ya da igual que sea o no el mío;
hoy también me arropan sombras en mi cama terrenal,
preguntándome, si es que tan temprano voy a dormir hoy,
tal vez me equivoqué,
al practicar con otra realidad, que me hizo perder mi amor,
si! lo perdí, y se llevó mi corazón;
y me siento tan inútil buscando, mi amor, mi corazón,
donde estarás?; 
palpitaciones que nunca volvieron a palpitar,
siembran incertidumbre por las calles,
en mi agujero, ambigüedad,
y con este poco de sangre,
que aún no se seca,
voy a construir una gran puerta,
que me separe de esta vida, y me lleve a un vacío,
donde hallaré mis dedos, de nuevo enterrados,
pero donde junto a ellos estarán,
las palpitaciones de aquel corazón helado,

(Escrito con -)

domingo, 22 de marzo de 2015

Temporalidad de la Distancia

más allá,
la distancia no parece poseer temporalidad,
dos seres,
dos mares;
dos espacios, 
separados en otro más;
trazando millones de posibles caminos;
que tal vez, solos recorrerán;
para alejar al horizonte,
de su camino;
y acercarse, el uno al otro, un poco más,
cada vez que a un diminuto sol se le es extinguida su incandescencia,
y se encoge, ya seco, para bajar a esta tierra;
adoptando la forma de un tronco,
junto con sus rayos, que en ramas mutan;
naciendo el perpetuo crepúsculo;
no así la oscuridad;
nace el bosque;
alimentándose del áurea de la perpetuidad;
en la infinidad de caminos,
estos árboles caerán;
las hachas que la distancia,
desde su espacio vacío emana,
se deslizan a través de estos troncos,
a medida que la primera, más corta se torna;
los dos seres,
los dos mares;
los dos espacios,
pueden ver la cortina de infinitos rayos,
de soles negros separándoles,
pero sienten la presencia del otro,
no siendo separada por el horizonte;
y de la tala de aquella madera, los soles, sangran luz,
que al tocar el suelo, se vuelve savia;
que alimentará a los animales ya extintos,
que en el troncos muertos,
verán un único grueso anillo en cada uno;
que son estigmas de millones de años;
por segunda vez,
la distancia asesinó al sol;
y se abalanzan,
el uno sobre el otro,
luego de haber asesinado a los árboles ya muertos;
los dos seres, crean uno mas,
los dos mares, un océano;
y los dos espacios, conforman uno;
ya juntos,
la distancia sigue desconociendo la temporalidad,
ya que esta trazada por troncos de un bosque ya difunto,
y por un horizonte que deja caer una lluvia en ellos,
en señal de tristeza;
aquellos dos seres,
aquellos dos mares,
y aquellos dos espacios;
hoy están juntos,
pero, este ser,
este océano,
y este espacio,
se preguntan, si alguna vez,
este sol que mató al crepúsculo,
que nació por obra de sus hermanos secos,
al igual que ellos, se dejará caer en esta tierra;
afianzando sus raíces a ella,
y creando el único bosque con un solo árbol;
porque saben,
que ni aún en la distancia más grande,
no hay filo en sus hachas que lo podrían talar,
solo dejarían un hueco,
en que las voces de aquellos dos,
tardíamente se puedan encontrar;
evitando que entre los dos,
sean uno;
con la perpetua noche,
que creó en su muerte,
aquel tronco oscuro;

domingo, 15 de marzo de 2015

En y el Reloj

En, poseía una mueca constante en su rostro, que era la antítesis de la expresión. Era neutralidad. Su boca eran solo un par de labios sin vida.
Parecía nunca haber soltado una risa, un jolgorio, parecía nunca haber sentido una alegría, una tristeza, parecía nunca haber tenido una duda, ni haber tenido miedo.
Las palabras que su boca, tan falta de vida, concebía, eran solo palabras, en la que era imposible denotar la más mínima tonalidad, la más mínima emoción. Hasta la más corta oración proveniente de ella, se disfrazaba de eternidad.
En era gris, En era una línea recta suspendida en un espacio donde todo a su alrededor eran coloridas formas en perpetua contraposición las unas con las otras.
En la noche, En era el trozo de cielo sin ninguna estrella.
En el día, era el único árbol en el que los pájaros no formaban nido.
El único árbol que prácticamente no tenía hojas, y las que tenían, vivían perpetuamente en un otoño.
En era la rutina.
La rutina que agobia a todos.
La rutina que el mismo había diseñado, y que tanto disfrutaba.
Siempre obedeciendo lo que las agujas de su exacto reloj, que tanto adoraba, dictaban.
Nunca arribaba a deshora a ningún lugar, nunca había la más mínima chance de espontaneidad.
Eso era En.
Y En eso era.
Su reloj era su vida, su esencia.
Las demás características accidentales, como su desganada actitud, o su aura color gris, no tenían peso ni efecto en su esencia en lo absoluto, solo quedaban bien combinados.
Pero con el tiempo, con el tiempo que su reloj contaba para él, los engranajes del mismo, comenzaron a oxidarse por cada minuto que este contaba. Las consecuencias no fueron observables por algún tiempo, pero su mal funcionamiento había comenzado.
Pasaron días de rutina, en las que En, sin conocimiento alguno, iba minutos atrasado a cualquier lugar, cosa que a nadie le pareció extraño, aún teniendo en cuenta su forma de ser.
Tal vez no todos eran obsesivos como él.
Lo que si fue de extrañar, fue cuando un lunes a primera hora, En no pudo ser localizado por ningún lado, ni en su trabajo, ni en el banco, ni en los lugares en los que sus hábitos, dirían que pudiera haber estado.
El reloj, por fin había terminado de averiarse.
Sus engranajes quedaron detenidos a un segundo de las 6:00 AM, un minuto antes de que En tuviese que despertarse,
Y En, sin saber de aquel incidente, durmió.
Y su vida quedó detenida a las 5:59 AM de ese lunes.
Ahora, algo muy curioso ocurre con los relojes cuyos engranajes están detenidos. A simple vista, pareciesen que están rotos, pero no lo están, solamente empiezan a contar el tiempo de distinta manera.
Tal es así, que una semana después de ese lunes; Lunes otra vez, el reloj dio las 6:00 AM que no había dado 7 días atrás.
En despertó automáticamente de aquellas fantasías que su mente había olvidado hace ya mucho tiempo, sin siquiera oír el sonar de la alarma, que averiada como saben, se encontraba.
En hizo su aseo rutinario, sin siquiera atreverse a ver de reojo el reloj; Algo dentro de él lo hacía sentirse como si estuviese atrasado.
Salió con rumbo a su trabajo, con su típico traje color beige, y sus zapatos marrones, marcando con ellos un paso un poco más apresurado de lo regular.
Al presentarse en su oficina, su mueca, que tan neutral era, dio su primera expresión en mucho tiempo.
Fue una expresión de confusión, al haberse enterado que había sido despojado de su labor por ausentarse sin aviso.
En nunca había reprochado, o discutido, así que desconocía como hacerlo, aunque de haberlo querido, tampoco hubiese podido ya que el shock acaparó sus pensamientos hasta salir de ese edificio.
Y lo primero que hizo luego de cruzar el umbral de aquella puerta, fue preguntarle la hora a una persona del centenar que caminaba con la cabeza gacha por aquella vereda.
Estaba tan exaltado, que su pregunta fue con un tono con muchos decíbeles más de lo considerado normal.
- LAS 6:54! - Exclamó aquel hombre, huyendo desesperadamente de En y de sus gritos de incertidumbre.
Lo último que le quedó a En, fue regresar a su morada.
Caminó aquel trayecto a un paso en el que si hubiese ido un poco más lento, hubiese permanecido quieto.
Dejó su portafolios, y su saco doblado sobre la tabla de planchar que tenía en un pequeño lavadero, al fondo del pasillo que llevaba a su patio.
Y caminó aquel pasillo de vuelta, doblando a la derecha para encontrar su habitación.
Y observó, por primera vez en el día su reloj, que seguía dando las 6:00 AM.
En lo miró extrañado.
Y pensó.
Hasta que comprendió.
Su enojo, y lo absurdo de la situación, solo le permitieron exclamar en un tono que rozaba la indignación un -"En serio?".
Sus labios se empezaron a quebrar, de tanto que gesticuló su boca, ya que estaban acostumbrados a cierta modulación, de baja graduación.
Agarró su reloj con su mano izquierda, que desconocía la quietud de tan temblorosa que se encontraba.
-"En serio?" - Le replicó a su reloj
-"En serio?" - Repitió
-"En serio?" - Repitió
-"En serio?" - Repitió
- ...
-"EN SERIO?!" Terminó por exclamar, ya tendido en el suelo junto a aquello que había causado toda esta situación.
Luego de todo, un calma silenciosa reinó su pequeña habitación.
-"En serio?" - Susurró En
-"En serio?"

Y En se rio, y adoptando el mismo destino de su reloj, se descompuso.

miércoles, 11 de marzo de 2015

Desangro

desangro una pluma,
en este retazo de lienzo,
que fue arte alguna vez;
donde quedó grabada,
la escena, de este homicidio a la palabra;
y de la tinta, en sus restos,
inundo las puntas de mis dedos,
y con los índices,
comienzo a pintar,
la azulada piel de estos azulejos,
en la que dibujo trazos de letras,
que por como casualidad, 
forman palabras,
pronto,
me veo estableciendo un dialogo con mis impulsos;
mi voz pregunta,
y mis dedos escriben respuestas;
la amena conversación supo durar por algún tiempo,
casi perpetuo,
hasta que di cuenta,
de que ya todo había sido pintado de negro;
mis dedos,
habían vuelto a asesinar a las palabras,
que ellos mismos dejaron nacer;
di pasos,
que me guiaron hasta el umbral de una puerta,
cuyas bisagras oxidadas aturdió mi ser;
el cielo ya no era,
el cielo eran edificios que no te dejaban ver;
el sol solo dejaba su calor;
y era por siempre un día nublado;
aún este retazo,
sangre de tinta seguía goteando,
manchando así mas mi piel;
y las alas de una mariposa,
que en ella se supo posar,
mis dedos, aún cargados de culpa,
se quedan con parte de su vuelo,
y dejan lo que queda de ella,
en el único pétalo de una flor,
para que se marchite junto a ella;
mi pluma, desangrada,
ahora solo sirve para marcar el contorno invisible,
de algunas letras,
sobre algún amarillento papel;
mis dedos, culpables,
conversan entre ellos;
utilizando los cadáveres de las palabras,
que profanaron,
luego de haberlas despojado de su vida;
las venas de mi pluma, ya vacías,
dan a cuenta, que la sangre de esta tinta,
consta de existencia etérea,
y aún quiero escribir;
mis dedos,
me ayudarán,
delinquirán, una vez más;
me ayudarán a desangrar esta carne,
sobre mi piel,
que servirá de lienzo,
que fue vida alguna vez;
y quedará por siempre grabada,
la escena de esta concepción de la palabra;
donde la tinta, de tono rojo y brillante,
escribirá sobre un pedazo de mi piel,
dictará:
"de aquellas palabras,
que hoy han muerto;
bajo este texto, 
les enseño la luz en la penumbra;
soy sangre,
que se ha vuelto tinta,
soy las palabras, soy las letras y los días,
que se han ido;
al escribir esto,
hoy me llevo conmigo,
el cuerpo del hombre;
que sobre este papel me ha vertido,
pero seguiré siendo tinta,
tal vez no siempre de esta sangre,
pero hoy soy la tinta,
que a ustedes, como palabras,
les da la vida;
y les exige,
que aún asesinadas, vivan"

martes, 10 de marzo de 2015

Trencito

alboroté,
los rieles de este tren,
que sin querer descarrilé,
riel vacío;
llévame,
que yo a la rastra llevaré este tren,
hasta la próxima estación,
donde bajaré al conductor,
del tren que ahora conduzco yo;
y viajaré de estación en estación,
hasta el invierno,
donde me abrigaré con el vapor;
que dibuja la caldera,
que apagaré al llegar la primavera,
de la que florecerán,
hojas que vestirán al tren;
que en otoño,
de los árboles se caerán,
preparándolos,
para el invierno que habrá de llegar;
donde mis rieles,
se descarrilarán,
y donde otro conductor,
tomará el tren, al igual que mi lugar

lunes, 9 de marzo de 2015

Huracán / Presagio / Oscuridad

a este presagio,
en un soplo,
lo llevaré,
hacia el huracán;
al cual,
le rogará bajo mi nombre,
que no se aleje más;
le rogará por los vientos,
para que no me soplen,
que no nos soplen más;
rogará, este presagio,
para que del huracán,
en su ojo,
el y yo nos transformemos,
para ver de cara al cielo;
y a si soplar un viento más;
alejándonos,
siendo uno,
junto este pequeño futuro,
que carga,
este huracán,
y de las predilecciones que susurra,
el viento sabe que serán verdad,
su ojo ya no observa,
solo mira a contemplar,
porque yo ya me quedé ciego,
y del cielo solo veré,
como la noche se avalanza;
en perpetua oscuridad,
donde el presagio,
bajará del huracán,
y con el tiempo, se marchará;
y del apresuro de los momentos,
me esfumaré al soplar el último viento,
del huracán,
que ya brisa, para ese entonces será,
y ciego,
ya poseído por elviento,
mi cuerpo inexistente,
sobre un despertar,
se posará,
a descansar,
esperando por el próximo presagio,
y por el próximo huracán

jueves, 5 de marzo de 2015

Malentiende

malentiende,
estos roces que se conciben
bajo el velo rutinario,
que rodea tu ser;
regalándole a la piel,
la ilusión de calor;
malentiende,
estas palabras,
cuya ambigüedad,
condena a sus letras,
a vagar,
suspendidas en el aire,
de a poco, captando tu atención,
y confundiéndote,
entre los tantos sentidos,
que les brindas,
piensa, malinterprétalas;
malentiende,
la profundidad de este mar,
que ahora crece,
siente,
pies remojándose,
parpadea e inúndate;
malentiende,
la rapidez,
con la que este fuego ahora se prende,
enciende,
las llamas condenan  las vidas de estos seres,
comprende,
la vida nunca va más allá de la muerte;
malentiéndete;
olvida, y de nuevo, apréndete,
regálate la posibilidad,
de sentir cada sensación,
como si fuese la primera vez;
y escápate,
olvida, y de nuevo, conóceme;
malentiéndeme,
tergiversa este cuerpo,
esta voz,
esta sed,
y este sol;
que tanto tiempo lleva en mí,
y que quedo con un poco de tu calor,
dáselo a tu piel,
no le des una ilusión;
y como tanto recuerdas,
ahora olvida;
y márchate,
no querrás perderte del día;
ve, junto a tu luz,
y tu voz que será tu guía,
y déjame,
darle un abrazo a tus pensamientos
antes de tu partida,
y les susurraré a su oído,
pidiéndoles que me malentiendan;
toda la vida,

martes, 3 de marzo de 2015

Siempre hay que despertar

despertar;
ojos abiertos, que aún saben a oscuridad;
mi cabeza se encuentra lejos de la almohada,
pienso;
en que ojalá mañana vuelva a soñar;
ojos,
la bruma huye de mis párpados,
y puedo notar
que aún no nace el día;
agoniza,
la noche, esparce sus cenizas;
entre las flores,
que dormidas;
entre sueños,
árboles serán;
sus raíces, que en mis sueños,
se se enredan en mis pies;
me arrastran tierra adentro,
y mis dedos,
atemorizados,
arrancan de una flor,
el pétalo,
que cubierto de cenizas;
no le dará mas calor;
deseo no llueva pronto,
quiero otra noche más,
sino, tal vez el agua,
las cenizas robará,
apoderándose de ellas,
y cada una de sus gotas,
en noche se convertirán;
la luna, en su reflejo, dibujada me llorará una lágrima de luz,
pero en el cielo no la veré,
y esa gota, al tocar el agua,
se extinguirá;
pienso,
aún no más, 
divagando;
ojos,
claridad,
levantar;
dormidos mis pies,
danzan,
antes de volver a caminar,
me voy,
lejos, aún no más;
voy a buscar mi lluvia,
que hace días que no la voy a regar,
iré a visitar a mi sol,
su calor he de cambiar,
si extinguidas encuentro sus llamas;
me helaré;
bajo el ojo de mi tempestad,
oh, tanto tiempo hace que no la he venido a visitar,
le regalaré un rayo,
y la invitaré a que venga conmigo a pasear,
tal vez también la invite a dormir esta noche;
en mi cama,
la apreciaré en el cielo,
tanto,
hasta que de ella,
en mi, broten los sueños;
sueños,
sueño despierto,
despertar;
aún el día no nace,
y quiero salir a jugar,
pero si corro en mi patio,
mi velocidad soplará las cenizas,
y dándome la noche más eterna,
solo para mi,
y en el horizonte;
solo se mostrarán débiles trazos de atardeceres,
que por más que vaya buscarlos,
de mi se escaparán,
la noche es fiel,
y no dejará de seguirme;
espero no ser débil,
e invitarla a pasar en mi;
será parte de mi ser,
"¿y que tal tu ser?"
pequeños destellos de vida me preguntarán,
y mi piel,
teñida de un violeta azulado,
contestará por mi,
no quiero la noche en mi ser,
no quiero la noche bajo mi cabeza,
no quiero la noche de día,
quiero al sol,
quiero que me dé los buenos días;
y aún no,
ni siquiera se ha asomado bajo el horizonte,
su contorno,
de mi, ya parece tan distante;
quiero levantar mis pies de esta cama;
no me gusta,
me hace sentir que floto,
pero es de la clase de ilusiones,
que crean decepciones,
y en mi, pequeñas tragedias,
exageraciones,
pero,
decepcionado me veo,
al momento de despertar,
pero tal vez,
por siempre flotaré,
si en esta cama me he de quedar;
solo sueños,
lejos, realidad;
imagino como mi sería mi vida,
si por este reino he yo de reinar,
silencio plebeyos,
este rey un sueño les soñará,
no,
negación,
estupidez,
me olvidaré de tantas cosas,
y me perderé de cientas más;
está cama es tan cómoda,
pero hay que despertar,
siempre despertar,
siempre hay que despertar;
desadormécete,
sol,
ven sobre nosotros,
porque hoy quiero ser
porque ayer fui,
y hoy y mañana, lo espero hacer,
quiero despertarme,
levantarme,
y volver a mi aposento,
solo cuando extinto se encuentre,
tu último haz de luz,
protege de esta noche sus cenizas;
sería una lástima que cayeran en otro lugar,
sé que tu calor las volverá piedra,
y tu atardecer,
otra noche las volverá;
deja salir a tu pequeña hija alba,
a jugar;
soñando despierto,
de a poco,
siento,
amaneció,
huiré,
hacia donde esta tarde me lleve;
y volveré,
porque sé que el crepúsculo me traerá de nuevo;
ahora solo le regalo un adiós a mis sueños,
y saludo al despertar,
siempre hay que despertar;

lunes, 2 de marzo de 2015

Credulidad

la credulidad, siembra;
débiles engaños en esta tierra,
que crecerán;
serán preguntas, pero pronto nos harán dudar;
hasta llegar a confundirnos,
y esta tierra liberará;
pequeñas semillas,
que en nuestros cuerpos crecerán;
en crédulos, 
nos convertirán,
e inocentes cuales niños,
hacia aquel viejo baldío habremos de escapar;
pronto, ven conmigo,
y no creas nada, pero nada de lo que digo;
como espero yo tampoco hacerlo,
no me mientas, guarda este silencio,
que risa a risa,
tal vez, nos iremos conociendo,
sin siquiera decir una palabra;
ven conmigo, abraza el alba,
que me prometió no alejarnos de esta tierra,
y si aún lo hiciese,
querida, amaneceremos cada día,
en aquel silencio, que cada mañana;
habrás de atesorar;
sé te conoceré, cada vez más,
allá en el sol, su despertar

domingo, 1 de marzo de 2015

En el Norte

te vas,
y yo me voy también;
quiero seguirte,
porque sabes,
que solo quiero que me mires,
porque sabes,
que solo quiero que me mires,
porque sabes,
que solo quiero que me mires,
y por eso te vas;
y sabes que aún yo sigo acá,
esperando;
esperando,
queriendo seguirte;
la verdad es que solo quiero que me mires,
voy a seguirte,
voy a seguirte,
voy a seguirte hasta el sur,
voy a seguirte hasta el este,
voy a seguirte hasta el norte;
y ojalá que cuando te siga, no me notes,
y ojalá que cuando te siga, no me notes,
y ojalá que cuando te siga, me mires,
y me preguntes de donde me conoces;
y ojalá que cuando te siga, no me notes,
y ojalá que cuando te siga, no me notes,
y ojalá que cuando te siga, me mires,
y me preguntes de donde me conoces;

Dejar Caer

ya no sigas más,
aferrada a éste silencio
déjalo caer,
regálale palabras,
a esta piel,
y llénala de luz;
poco a poco,
hasta ya no ver,
y entonces sígueme,
ven conmigo y mi voz,
acompáñame;
acompáñanos,
ya no sigas más,
aferrada a esta piel;
déjame caer,
regálale lágrimas,
a tus ojos;
y llénalos de cristal,
poco a poco;
hasta que en ellos,
te puedas reflejar,
y entonces guíate,
síguete,
por aquel sendero,
que tan bien conocen tus pies,
porque sabes;
que en aquel camino que recorrí,
y que hoy vos recorres,
dejé las palabras mas hermosas,
que tus labios posaron sobre mi piel;
y quisiera que;
pudieses encontrarlas,
y darles un hogar;
me gustaría que esas palabras,
volvieran a los labios que las dejaron escapar,
y síguete, entonces, por favor,
en este reflejo de cristal,
sabrás que pronto,
en alguna circunstancia, nos volveremos a encontrar,
y siento,
este silencio casi eterno;
llamando tu nombre,
para que te aferres sobre el,
solo pido que cuando lo hagas;
los dos seamos,
quienes lo dejemos caer,