lunes, 29 de diciembre de 2014

Probablemente lo último de éste año;

lentamente decae;
el silencio que tan bello,
se cree un desastre,
huyendo de las palabras;
que ya no significan nada,
no para mi;
y por favor no huyas,
ya mas de mi;
ven conmigo,
acompáñame;
huyamos de otro recuerdo mas,
refugiemonos, en otro sueño mas;
pero sabrás,
que todo desaparece nena;
ya borrame, para que así,
pueda caer de tus sueños,
y así, resplandecerá;
tu mente sin recuerdos;

martes, 23 de diciembre de 2014

Gris

tan gris;
la ciudad es un silencio,
las cenizas, 
todas juntas visten al viento,
un libro,
se arruina con el tiempo;
pero por favor,
no, no, no, no tengas miedo;
porque tu temor espanta a las cenizas;
desnudas al viento;
con tu voz,
que quebrada,
se esconde en tu garganta;
esperando que se apacigüe el fuego de tus mañanas;
y huye;
navegando entre lagos del ayer,
que hoy se encuentran dentro de vos,
dentro de tu ser;
alejándose,
alejándose,
tan gris;
vos sos un silencio,
y trato siempre de no hablar,
solo para seguirte conociendo;
cada día un poco mas,
y cada día;
siento recordar,
los mañanas tan trágicos;
que hicieron que tu voz,
se tenga que refugiar,
entre el agua de tu ayer,
dentro de vos;
dentro de tu ser,
alejándose,
siempre alejándose.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

-R

trazos;
ligeros trazos,
que de cerca no se puede;
distinguir más que colores de los mismos;
pero que viéndolos a lo lejos;
forman una pintura,
una pintura tan bella;
que parece escapar de vos,
escapando del rostro que la vida a ella le dio;
dando pequeños pasos;
para luego empezar a correr,
sin mirar atrás;
derramando algunos colores,
destiñéndose;
para luego caer,
a un charco de agua;
que vuelve acuarela,
todo lo que antes ella significaba,
y como una foto,
mal revelada,
la olvidan,
todos,
menos vos;
que le diste la vida,
y avergonzada ella, toda desteñida,
pero tus manos,
tan frágiles, tan lindas,
la pintan sobre las marcas de barro;
que el charco le dejó;
volviéndola aún mas bella;
que antes;
y al secarse la pintura,
con tus dedos acaricias,
los colores que de ella sobre salen;
para pintar mil soles;
para iluminar las grises tardes,
que tanto acarrean tus días,
y rompes;
páginas de papel,
tan cuidadosamente,
que parece una caricia;
el papel llueve sobre vos;
y también llueve afuera,
y como una película larga pero con final,
la pintura tarda;
pero siempre,
se seca;

Sueño, Mar, Naufragio, Despierto, Mañana

Me quedo hasta que me eches.
O hasta que no me dejes entrar.
Hasta que te rías de mí
Y ya no tenga sentido inventar. 
Inventar que estoy sola
Imaginar el silencio.
E invitarte unas horas
A que estemos despiertos,
pero siempre, 
vivo:
siempre,
vivís,
siempre vivimos;
entre sueños,
pero ojalá que algún día,
me puedas prestar un poco de tu mar;
así tal vez, en él pueda nadar;
y quizás,
me ahogue, me aburra, y salga de nuevo a flotar,
imaginándome en el silencio del océano,
imaginándome posado sobre el ruido de las olas,
imaginándome en un sueño,
del que nunca voy a despertar;
En cambio, sigo aguantando esta agitada realidad
Y las olas me arrastran
Me quieren ahogar
Me llevan, me envuelven,
Me alejan de vos, 
Del sueño vivido,
Y del que se imagino
Sin fuerzas, no existo
No puedo luchar.
Me hundo y no siento 
El tiempo pasar
pero seguramente;
pasaré con el,
cayendo junto a las horas,
y en tus vidrios empañados,
persistirá el recuerdo,
de las noches;
que pasamos juntos,
hoy, me hundo,
ayer, también, pero con vos;
ojalá pudiese soñar,
ojalá estas olas nunca me hayan arrastrado,
ojalá, que esto no sea la realidad;
me hundo bajo el mar;
nadando, esperando encontrar,
aquel pequeño charco,
que me otorgaste,
antes de volver a soñar;
y aquel charco con el que soñé,
para desgracia mía,
se volvió realidad;
Y aunque era pequeño
Era nuestro y de nadie más. 
Nuestro charco,
el recuerdo, de lo que te pude amar. 
Nuestras olas, las distancias 
que ni el sueño ni el tiempo, 
pueden salvar.
No quiero naufragar, en la marea sin tu guía,
Busca en tu charco, una muestra de aquel día.
De aquellos momentos que solíamos pasar. 
Y en tu piel un recuerdo, de nuestra intimidad
de nuestros sueños, un despertar;
hundidos;
luz, ¿sabes?
como sabrás?, si seguís con tus ojos dormidos;
entre páginas;
escribo,
sobre un sueño,
sobre vos,
sobre mi,
sobre todo,
siempre; sobre papel,
la tinta que saco de las pinturas,
que antes dibujábamos;
ahora relatan la historia;
del amor, del sueño y del naufragio,
en tu mar sigo,
siempre seguiré,
ahogada, flotando, no importa;
pero seguiré,
tocando tu arena con mis pies,
o besando tu sol con mi respiración;
siempre escribiendo,
pero lastimosamente,
no hallaré un final;
la historia seguirá,
a donde el naufragio me arrastre,
la tinta se disipa sobre el mar;
que me prestaste;
y no hallaré un final;
esperaré a que me lo regales
Y no hallaré un final,
esperaré que me lo regales,
cuando entré;
sábanas de sal y arena, por la mañana te hallé.
Naveguemos juntos hacia un nuevo despertar, 
Porque aunque esto termine, 
el día recién va a comenzar.

(Escrito con Camila Corado)

No sé

no sé quien sos;
como tampoco sé, si te gusta hablar,
pero te ofrezco un diálogo,
para que así, mi silencio;
solo no se tenga que quedar,
pero por favor,
no te vayas;
habla,
habla;
aunque no se quien seas,
como tampoco sé, si te gusta admirar,
pero te ofrezco un panorama,
para que así, mis ojos;
solos no lo tengan que mirar,
pero por favor,
no te vayas;
mira,
mira;
mira y ya no digas nada,
pero por favor,
por favor no te vayas;

y aún sigo sin saber quien sos,
como tampoco sé, si es que te gusta saber,
todas las cosas que te digo,
pero te ofrezco esta canción,
para así,
poder invitarte a bailarla,
solos,
los dos;

Tan fácil

tan fácil es;
darte una historia,
y esperar que la sepas comprender,
en tus manos, posada ya,
la trama.. está;
en tus muñecas,
el principio;
y en tus dedos,
el desenlace, encontrará;
la parte que le falta;
para que pueda, por fin;
ser un final,

y tan fácil es;
sostener un sol toda una tarde,
para simplemente, dejarlo caer;
y así,
con la luna en su camino se habrá de encontrar,
coincidiendo, por fin, los dos, en un mismo lugar;
por fin, se conocerán
dejando así;
días y noches atrás,
días y noches que tuvieron que iluminar,
siempre solos,
siempre,
soledad

y tan fácil es,
invitar al aire a pasar,
y ofrecerle un café;
café que sé, que rechazará,
el aire,
siempre, siempre se irá,
alejándose de mi ventana,
alejándose, un poco más allá,
y fría se quedará la taza,
y pegado a ella,
el café estará,
esperando por aquel aire,
que no lo quiso tomar;

lunes, 15 de diciembre de 2014

Interludio

desesperado,
el silencio de las manos,
no sabía que hacer;
mientras miraba a las uñas,
que lentamente;
se enterraban en otra piel,
la noche ya florece,
pero aún no está;
se siente su presencia,
pero no su oscuridad
y así;
el alba, terminará;
la flor del ocaso,
lentamente, despegará,
uñas clavadas,
marcan,
huellas,
que no se van a borrar;
la piel no olvida,
y los ojos,
tienden a engañar;
aún así,
el tacto,
por siempre ingenuo será;
no tanto,
quizás,
flor del ocaso despega,
las nubes zarpan mar allá;
mientras que las uñas;
se despiden de la piel,
que les dio un hogar,
para volver,
a buscar,
nunca algo fijo,
siempre temporal;
nunca soleado,
siempre tempestad;
aparentar,
siluetas, luz del sol
prendido, apagado;
frío,
y aún así, calor,
que persiste,
a pesar de todo,
a pesar de las marcas,
que nunca se borrarán;
de las uñas se emanará,
arte;
son marcas;
que uso de mapa,
esperando así, 
que siguiéndolo;
pueda volver a encontrarte,

domingo, 14 de diciembre de 2014

Vez

siempre dibujando,
en cada una de mis noches;
más de mil odas,
dedicadas a los sueños,
a veces pienso;
a veces pienso,
pero la reflexión de mil espejos,
no se compararán nunca,
con lo que mis ojos vieron,
aquella otra vez,
a veces, otra vez;
a veces, otra vez,
me alejo de tu ser,
¿ y que seremos entonces?
no somos, pero sos,
no somos, pero soy,
¿ y que será del hoy?
ayer;
mañana,
nunca,
toco fondo,
tal vez pronto;
tal vez pronto,
mi pecho se quemará,
devolviendo al sol,
todo lo que el le quiso dar;
desnudos mis pies,
se ahogan en un calor,
que pronto,
a mi pecho habrá de quemar,
caerán,
muertos;
como pétalos,
de una flor que se ahogó en el mar,
siempre, más allá;
siempre, más allá,
mis ojos,
por otra noche;
se esconderán,
y las piedras derretidas,
sobre un ave que no sabía volar,
son lo que ya,
ellos,
no podrán mirar;
tal vez;
tal vez,
siempre, tal vez;
nunca,
jamás.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Puño ciego

temblando;
la piel,
mata al silencio,
despacio;
mis ojos,
se van abriendo,
pero tan atemorizados, ven,
que se cierran,
para esconderse;
en la palma de mi mano,
donde saben,
que no se van a perder,
en algo;
o en los ojos;
de alguien más,
naciendo así,
un puño ciego,
y de las cuencas;
donde antes estaban ellos,
nacen flores,
cuyos pétalos,
caen sobre mi,
pidiéndome perdón;
en el aire,
y tan tímidos son,
que apenas pueden mirar;
y aquel puño ciego,
paradójicamente;
lucha por no ver,
por no observar;
como aquellos pétalos,
se desploman,
y terminan;
cayendo;
sobre sus nudillos,
donde casi sintiendo;
sus colores,
emanan, una lágrima,
que humedecen aún más,
los dedos,
que los refugian;
casi,
haciéndolos resbalar,
abrazándose a mis manos,
para quedarse en su lugar;
los ojos,
solo aprenden de la oscuridad,
ven centenares de matices de negro,
en mis manos,
o eso creen imaginar,
y tan descuidadas,
mis manos no recuerdan;
cuando fue la última vez que se abrieron,
siempre dándole refugio,
a aquellos ojos que sentían miedo,
compadeciéndose,
para perderse,
se extrañan,
extrañan a sus dedos, 
recorriendo la palma de la otra;
lentamente,
anhelan,
volverse a conocer,
pero ya están ciegas,
y no se pueden ver,
y yo no las puedo guiar;
solo veo flores,
cuyos pétalos caerán;
sobre aquellas débiles manos;
que resguardan a los ojos,
a ellos,
que no pueden ya ver;
que morirán,
sobre aquel;
puño ciego.

lunes, 8 de diciembre de 2014

Tierra


de la tierra;
nacen los gorriones,
que luego;
el niño va a soñar;
pero la lluvia,
los asusta;
y los manda de vuelta,
de donde salieron a volar;
y tan cansada está la tierra,
de quedarse,
siempre en el mismo lugar;
concibiendo a los gorriones,
uno por uno,
sin tener la oportunidad de volar,
harta de esperar,
por un mañana,
que pareciera,
que nunca va a llegar;
respirando,
la tierra es fértil,
pero soñando,
lo es aún más,
sus sueños son el único sustento,
que le queda, ya;
de aquella idea de poder,
llevarse consigo;
un pedazo de cielo,
y de la lluvia,
el barro, en ella nacerá;
los gorriones asustados,
se refugiarán,
hasta que el sol;
con su luz,
disipe las nubes,
y puedan volar;
de nuevo,
la tierra,
mientras tanto se quedará,
esperando,
un día,
en el que el cielo;
pueda tocar.

viernes, 5 de diciembre de 2014

Bailando con una montaña

se estremece;
la montaña,
en donde vi nacer,
a la mañana;
que ayer,
sin decir nada,
se fue;
y los árboles,
tan asustados;
comienzan a caer,
sus hojas;
se ven rendidas,
ante mis pies,
y sigo a mis piernas,
solo para verlos otra vez,
el viento me ciega,
y las hojas no me dejan ver;
pero no quiero bajar,
porque por mas que la montaña baile,
yo con ella;
quiero bailar,
y si los árboles se caen,
en sus hojas,
me quiero acostar,
a mirar el cielo;
que como yo;
tan asustado está,
pero sé, que la montaña;
se va a calmar,
pero aunque tiemble para siempre,
no me va importar,
porque por mas que la montaña baile;
yo con ella;
quiero bailar
y aunque el sol ya no brille;
tanto como antes,
y a pesar, que la luz de la luna;
no llegue a todas partes,
voy a seguir,
meciéndome,
sobre esta montaña;
que tal vez mañana,
deje de temblar,
pero que no es problema;
porque por mas que la montaña baile,
yo con ella;
quiero bailar,
yo con ella;
quiero bailar,
yo con ella;
quiero bailar,
yo con ella;
quiero,
bailar.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Espalda

mi último recuerdo;
fue su espalda,
su espalda;
que casi lograba perderse;
entre las sombras,
que la noche vestía;
orgullosa,
en aquella vertiginosa ocasión,
la ansiedad,
crecía,
mis pasos se hacían cada vez,
mas livianos,
mas,
y mas,
suaves;
casi flotaba,
pero la gravedad de una espiral de éxtasis,
que me quería ahogar,
para así poder controlarme,
me retenía en tierra;
pero podía retenerme;
en mi mismo,
mi respiración;
que tan agitada se encontraba,
expulsaba aire caliente,
que dibujaba vapor en el aire;
que se disipaba,
con el solo bailar;
de mi mano,
el movimiento de mi mano;
era tan frenético,
como escaso,
la ansiedad aumentaba,
y ya solo mi mente;
podía retenerme,
mis ojos eran,
como dos soles negros;
las pupilas se dilataban;
la ansiedad me carcomía,
la gravedad aumentaba;
y me retenía,
mientras solo quería irme
di un paso más,
me liberé;
floté y volví a caer,
el éxtasis;
me volví mas liviano,
la ansiedad me carcomía;
los músculos temblaban;
el suelo,
me llamaba;
el cielo,
también;
y allí la vi,
su espalda,
oh;
su espalda,
me llamaba,
mas que nada,
el cielo podía esperar,
el suelo podía esperar,
pero yo no,
parecía estar esperándome,
yo;
no había percatado ningún movimiento de su parte,
pero estaba ahí,
solo estaba ahí;
oyendo cada paso que tímidamente daba,
como una copa de cristal,
desplomándose contra el piso;
me sentía;
y,
mi respiración,
me delataba,
cada paso;
me ponía mas cerca de sus hombros,
y temblaba,
y yo también,
sollozaba,
y yo ansiaba por gritar de placer,
mis pies, querían llorar,
pero ya estaba perdido,
en el éxtasis;
de la tensión,
esa tensión,
era lo más gratificante,
que podía llegar a sentir,
aquel momento de incertidumbre;
de parte de ambos,
era lo que,
volvía idiota mi cuerpo,
y a mi también,
nos desconocíamos,
pero por dios,
como me hubiese encantado conocer,
que se escondía, detrás,
de esa sombra física,
y;
mis músculos se relajaban tanto;
que me mantenía parado;
solo por casualidad,
cerraba los ojos;
para poder imaginar,
que ese momento duraría para siempre,
y los abría,
solo para descubrir;
que estaba a un paso de distancia de su 
espalda,
y lo dí,
mis pies gritaron de dolor,
y yo de placer,
y; 
con mi mano temblando,
casi como pidiendo permiso,
tomé su pelo,
lo acaricie,
despacio;
tomándome el tiempo;
para conocerlo,
y oía gotas,
caer,
de la lluvia de sus ojos;
su llanto era solo físico,
las lágrimas brotaban,
pero parecía no sentir;
ni una emoción,
y si la satisfacción no era mutua;
no tenía caso que viviésemos;
los dos,
que sentido tendría?
y aquello fluía por mi mente;
caí desplomado de espaldas,
sentí el frío del suelo,
recorrer toda mi piel,
erizando hasta la última parte de la 
misma;
ella se tambaleaba,
pensaba en caer;
lo único que veía,
era su espalda,
oh,
su maravillosa espalda;
y mis músculos temblaban,
mi mente tambaleaba;
justo como hacía ella;
el éxtasis,
dominaba mi mente,
estiré la mano;
intenté alcanzarla;
pero estaba muy lejos,
y seguía tambaleando,
parecía que nunca iba a caer;
quería acariciarla,
de nuevo sentir dolor,
y gritar de placer;
quise alzar la vista,
pero mi cabeza estaba bloqueada,
la gravedad me sostenía,
de nuevo me quería;
me retenía,
no me soltaba,
y allí cayo;
oh si,
lo primero que vi,
su espalda,
estiré el brazo,
la acaricie,
ella lloraba
pero aún así,
no decía nada,
yo temblaba;
cerré los ojos,
dominado por el placer;
sentía el tacto con su piel,
oh su hermosa piel;
y de pronto,
sangre;
que;
se escapó de su interior,
tiño su piel;
que,
cortada,
dejaba a la sangre;
libre, 
ser,
y con mis dedos;
capturé dos gotas,
que mezclé con sus lágrimas;
para simular estigmas,
apretaba mi labio con mis dientes;
y ella,
apretaba mi mano con los suyos,
dejé que un poco de sangre se escapara 
de mi;
así la suya no se sentía tan sola;
mis pupilas,
tan dilatadas,
tan extasiadas estaban;
que sentía que cubrían mis ojos por 
completos;
cegado,
deje de ver,
solo sentía palpitaciones de mi corazón,
que parecían ir;
cada vez más rápido,
me agitaba;
sudor, 
como cascada,
caía de mi frente;
bañándome;
bañándola,
tan sucio me sentía,
que me limpié con su sangre,
pero me di cuenta que la había 
profanado;
no podía haberle hecho eso;
a tan hermosa cosa;
idiota fui,
la dejé morir,
con su sangre en mi;
cual cobarde,
huí,
bañándome no solo en su sangre;
si no en mis remordimientos,
escuchaba,
a lo lejos,
pequeños gritos de alivio,
porque ella sabía que la muerte estaba 
por besar sus labios,
pero yo,
seguía vivo;
y cual cobarde,
me había escapado;
y de pronto,
sirenas;
sus cantos,
inundaron el lugar;
mi mente;
el sonido,
era infernal;
y yo,
solo corría,
atormentado,
arrepentido;
escuchando las sirenas,
y sus gritos de placer,
al sentir,
que la muerte la alcanzaba;
me frené,
miré hacía abajo;
estaba bañada en sangre,
su sangre;
y parte de la mía;
estaba desaliñada,
pero a su manera;
linda,
como un cadáver podía serlo,
acelerado;
huía,
pero me detuve;
para observar la creación;
que con la destrucción de un ser;
había emanado,
de mis propias manos;
de mis cortes,
brotaba sangre;
se mezclaba con la de ella,
de nuevo;
todavía sentía,
el tacto de su piel,
su mirada,
su espalda;
escuchaba un último,
y extendido grito,
que tan suave se oía;
tan placentero parecía ser;
que uno no creería;
que la vida se le hubiese arrebatado;
uno creería;
que la había dejado ir,
y detuve;
mis pensamientos,
porque recordé
que tenía que seguir huyendo,
las sirenas,
sonaban,
cada vez más cerca;
me perseguían;
intenté huir,
la gravedad me ató;
me retuvo contra el suelo;
la ansiedad me colmó,
volvió;
y el éxtasis,
mi mente no respondía;
solo corría,
hacía donde,
nunca antes, había estado en mi vida;
y poco a poco,
me adentré,
en la oscuridad,
perdiendo las sirenas,
la paz parecía tomar las riendas,
de aquella situación,
sentía el viento soplar,
y sentía que podía ver;
las hojas del viento,
desprenderse de los mismos,
como mis recuerdos;
se desprendían de mi mismo,
volviéndose algo totalmente;
ajeno a mi,
y mi último recuerdo;
había sido,
su espalda.

(Escrito con Demian Suarez)

lunes, 1 de diciembre de 2014

Eternidad

” en un desdén;
cae la eternidad,
al ver;
que no es eterna,
dándose cuenta,
que solo es un momento;
delirios de grandeza,
pueden obnubilar,
hasta al segundo más certero..”

La eternidad es relativa.
A mi me dieron una eternidad en un lapsus de días numerados.
Creo yo que, hay eternidades más grandes que otras.
Hay infinitos más pequeños que otros. 
Todo muta, todo cambia, todo se corrompe. 
Se recicla.
La eternidad no es eterna, si no, que la idealización de la eternidad lo es.
¿Una vida puede durar una eternidad? 
¿Una idea? ¿Un suspiro? Un minuto a veces puede ser eterno, una hora un segundo, y así.
 La eternidad es relativa. 
La eternidad se dio cuenta de que la eternidad no es eternidad, si no que es la vaga idealización de cada uno en su pensar, de que algo es inmutable. 
Pero todo es mutable, en esta vida.

Consternada, la eternidad comprendió.
Ella era una idea que personas formaban a su mero parecer.
Ella era una idea.
Ella no era concreta, era subjetiva.
Y al no se algo concreto, ¿era algo real?

" ofuscada,
la eternidad;
desinhibe sus momentos,
ofreciéndole;
a las personas;
todo el tiempo,
que se puedan imaginar;
por solo un segundo;
un segundo,
que sea real,
donde va a poder vivir,
mucho más,
de lo que vive,
en si misma,
de lo que vive,
en una;
eternidad."

“Y la eternidad así se dejo ser, se dejó de-construir. 
Se dejo fluir.
Sin contradecir, concedió segundos, minutos, horas eternas.
Y horas que parecían segundos a las personas. 
Sí, la eternidad era mutable pero real, la real eternidad de la de-construcción existencial.”

"la eternidad concedió tanto tiempo;
que se quedo sin,
una eternidad sin tiempo,
no es siquiera un momento,
que es una eternidad;
si así se lo siente,
la eternidad,
se convirtió,
en la antítesis;
de ella misma,
se convirtió,
en falta de tiempo,
en la nada;
porque,
el;
tiempo,
lo es;
todo,
y ella;
no era nada."


Escrito con Camila

Saturno en un mar

saturno se ahoga;
en un océano;
viéndose a si mismo,
la deriva,
y sus anillos,
tan empapados están,
de aquella sal,
que deja la marca de su beso;
en ellos,
y su centro de gravedad,
se ofusca,
se escapa;
dejándolo flotar,
naufragando,
ahogando solo una mitad;
para que la otra,
pueda respirar.
hasta que empieza;
lentamente,
a hundirse;
sus anillos,
de él;
se desprenden,
y se hunde,
baja lento,
metro a metro,
hasta tocar fondo;
un planeta olvidado,
con sus anillos flotando,
por la sal del mar,
un planeta ahogado,
en un océano,
en el que,
ya no podrá nadar.

Poema de una foto III / Sol nublado

un sol nublado;
ilumina una sala,
que ya,
hace tiempo;
había perdido su luz,
las velas;
hace ya tanto se apagaron,
que su cera,
ahora decora la mesa;
donde las había olvidado,
y el frío,
en la oscuridad,
se siente mucho, 
mucho,
más helado;
me cobijo,
bajo el calor,
de aquel sol nublado,
que cuando se apague;
no será nada,
un sol apagado;
no es nada,
y de mi, nada quedará tampoco,
tan vacío,
tan helado,
tan poco iluminado;
pero el fuego,
nacerá;
solo para consolarme;
porque arderá,
en mi mesa;
en mis ventanas;
en mi televisión;
y en mi sala,
que estará;
más iluminada,
y cálida;
que,
nunca.


(Foto: Maite Malnero)


Poema de una foto II / Celoso de sus soles

bajo el velo de la noche;
el gato,
protege;
dos soles amarillos;
con cada parpadeo,
y cuando el oscurecer,
acalla el brillo,
reflejado por el cielo;
éste,
decide guardar el silencio,
para alguna otra ocasión;
tan celoso es el gato,
de sus ojos,
que vive parpadeando,
casi sonámbulo,
mira solamente,
para seguir caminando;
hasta una partitura;
porque  
el gato;
tan cansado de parpadear;
se duerme en la música,
porque sabe que ella;
no podría;
robarse sus soles,
y reposa, sobre ella,
porque vive en silencio,
tal vez así,
a diferencia de sus noches;
mudos no tornarían,
sus sueños.






(Foto: Maite Malnero)


Poema de una foto / Flor del abismo


desde un abismo;
una flor,
cuenta sus pétalos,
antes de que estos de ella,
se desprendan;
para que así,
al menos;
una parte de su ser;
sobre la superficie,
pueda suspirar;
siempre,
guiados por el viento;
pero tan pesado,
su tallo;
del abismo no se desprende,
desde la oscuridad,
nadie puede apreciar su verde;
que se apaga,
y se apaga,
pero procura mantener,
extendiendo sus débiles raíces,
por la árida tierra que bajo el;
se encuentra,
para así poder concebir,
nuevos pétalos;
que se esfumarán,
lentamente hacia arriba,
y desde el abismo,
el tallo con tristeza,
se regará a si mismo;
con una lágrima,
que mezcla;
su orgullo con su tristeza,
porque a pesar de estar atrapado,
al menos una parte de si mismo,
puede ir,
un poco más allá,
para toparse;
en la mirada de alguien,
y al abismo los pétalos caen,
cuando marchitos, 
ya están;
el tallo llora,
y se vuelve a regar,
pero sufriendo,
sus raíces, de nuevo;
empiezan a explorar,
parte inhóspita del suelo,
para que después de que aquellos pétalos,
hayan besado la tierra que los vio nacer,
otros;
bailen, junto al viento;
de aquel tallo,
los pétalos siempre;
están naciendo,
se van rápido,
pero caen;
tan,
pero tan lento,
pétalos nacientes,
de una flor que;
lentamente,
está muriendo.




(Foto: Maite Malnero)

domingo, 30 de noviembre de 2014

Un demente

ambivalente,
el demente, no puede saber;
si sus labios se mueven,
o si en sus oídos, se refleja un susurrar,
despacio, muy despacio, despacito;
hacia atrás, empieza a caminar;
para huir de si mismo,
y refugiarse en alguien más;
"y es tarde, ya tan tarde" dice,
pero sigue, perdiendo su tiempo,
porque así siente,
el demente;
que regresará, de nuevo a sus manos;
que se arrugan cada vez, un poco más,
y el temor,
de su piel se hace dueño,
porque tan poco valiente,
al demente, le aterra;
volverse cuerdo,
y se acallan las voces,
que resonaban antes,
dentro de él,
las horas recobran su sentido,
y los minutos pesan más,
y aún sin voces,
el demente no sabe que pensar
porque el temor,
de su piel se hace dueño,
porque del presente,
el demente tiene miedo;
el demente teme;
volverse cuerdo.

Gatos de café

pequeños gatos de café;
juegan con la noche,
porque no pueden ya dormir,
manejando así;
quienes van a poder descansar;
y quienes van a tener que seguir, 
por una noche más;
y sus pupilas,
tan danzantes de dilatación;
se posan sobre los sueños de aquellos que no duermen,
que ellos guardan,
pero que no se los devuelven;
y lloverá;
algún otro día,
ohh, pero;
aquellos gatos de café,
tan cansados están ya,
de perder su color,
volviéndose blancos;
olvidando su marrón,
convirtiendo el agua,
en café frío;
volviéndose gatos comunes;
durmiendo sobre un piso,
que no los resguarda,
cayendo,
ante las garras de un sueño,
dejando que la noche;
juegue con ellos,
de sus bocas;
se oye un maúllo de eternidad,
de sus ojos;
se observa un despertar,
que recae,
que los duerme,
y solo vuelven a soñar;
y desearán,
que la lluvia modestamente pare,
porque aunque estén dormidos;
como todos, temen ahogarse,
quieren un sol;
que los mantenga marrones,
para poder;
estar despiertos,
durante, 
noches;
y para que puedan decidir,
quienes van a poder descansar;
y quienes van a tener que seguir,
despiertos;
por otra noche más.

aquellos gatos,
odian el mar.

jueves, 27 de noviembre de 2014

Por favor;

prestame un sol,
prometo cuidarlo, 
y vivir de su calor,
solo necesito instrucciones;
para saber cuando devolvértelo,
así no te enfrías.
por favor;
te pido por favor,
decime que te lo de
no quiero que te enfríes, no
pero yo me olvido rápido,
al sol, tal vez, para ese entonces,
ya lo tenga olvidado, oh.
prestame una nube,
porque el calor del sol ya me esta quemando,
tal vez así llueva,
tal vez no queme tanto,
solo necesito saber,
cuando dártela de regreso,
así no te quemas,
por favor,
te pido que me digas,
porque me voy a olvidar;
y tal vez para ese entonces,
la nube ya me va a dar igual
y te pido que;
me prestes una noche,
para dormir, por fin;
alejado de esta tarde;
y para ver mas o menos las estrellas
no aparecen tanto,
pero algunas se dejan;
pero decime, por favor;
cuando devolvértela,
no quiero que no duermas,
pero sabes que yo me olvido rápido,
pero tal vez para ese entonces;
la noche ya me sea indiferente,
y diferente será, cuando viva;
en la noche que vos escondes,
bajo tus ojos,
una noche que no me da igual,
una noche;
que ojalá me puedas prestar.

Voz

derrumbas,
mis palabras
quemando,
las letras que las formaban
con un fósforo apagado,
para que con tu mano,
recojas las cenizas,
soplándolas con una brisa natural,
dándole la oportunidad;
al viento;
para que pueda por fin hablar.
y le susurras a mi oído,
pero yo me adueño de tus letras,
solo oigo tu respiración,
respirandole a mi oreja;
y ella, se adueña de tu calor,
pero no se da cuenta,
no te escucha porque ya no tenes voz.
le regalaste la mía al viento,
y este se la prestó al sol.
pero su calor, las quema;
antes que lleguen a escucharse.
mudo el sol;
como vos, tiende a desesperarse;
mudo el viento;
como yo, puede desmoronarse
si no oye su voz,
pero se la prestó al sol
y voy a oír la tuya, que ahora es mía,
si es que no la presto antes.
pero, ¿como vas a ser;
silencio, el resto de tu vida?
sin contestar;
con un gesto haces que te siga,
y nos dormimos bajo un árbol,
y al despertar te doy los buenos días,
y me robas tus palabras, que eran mías.
quedo mudo,
y te vas.
el viento canta;
y el sol llora,
porque ya nadie lo puede escuchar.

Tal vez

ya no cabes dentro de vos,
te dividís en cientos de partes;
que flotan,
separadas,
tan lejos yacen.
una de la otra.
que dejan espacios vacíos,
que forman caminos;
que desesperadamente recorres,
en un afán por encontrarte.
y para hallarte ya es tarde,
oh, ya es tan tarde para hallarte;
que perdí mi tiempo,
y me perdí también;
busco en vos,
en un afán por encontrarme,
y de mi saco fragmentos,
solo para completarte,
para que al menos;
alguno de los dos sea uno.
como un sol, que desaparece
como una mirada, que se entristece
como una flor, que se marchita
como un cigarrillo, que se apaga
como una llama, que se llena de agua
tal vez,
yo;
no debí ser uno alguna vez,
tal vez,
vos,
fuiste quien debías ser,
una,
alguna vez;
tal vez, tal vez,
solo tal vez,
y voy consumiéndome,
mis minutos se alentan;
para prolongarme un poco mas
pero;
como un sol, que desaparece;
como una mirada, que se entristece;
como una flor, que se marchita,
como un cigarrillo, que se apaga
y como una llama, que se llena de agua.
tal vez;
yo;
ya me fui.

martes, 25 de noviembre de 2014

Caigo, después me ahogo

caí por accidente;
en un naufragio,
en el cual el barco estaba perdido,
estaba varado,
porque el agua del mar, 
se había secado;
hace ya tiempo atrás.
y sin saber que hacer,
caminé;
por el fondo del mar,
aguardaba por un rumbo;
que no me haga mirar atrás,
y la tierra no respondía mis preguntas,
solo se disipaba con ráfagas del viento;
que le susurraban a aquel polvo,
para que se aleje de mi.
como la tierra, muda
pretendía ser.
hablaba conmigo mismo,
para así poder escuchar mi voz;
y procurar que seguía ahí.
porque un mudo en el desierto, no conoce la cordura;
solo la extremidad de la insolación,
que no solo le bastaba con el agua del océano.
si no que quería secarme, a mi también.
seguí caminando;
por el fondo del mar,
aguardaba por un rumbo
que no me haga mirar atrás.
pero miraba,
cada vez un poco más.
desesperandome,
por no volver a aquel lugar,
al que muchos llamaban hogar.
no podía ya llorar.
no podía ya reír, no podía ya gritar.
los colores se habían extinguido,
y el panorama de sepia se pintó.
tierra, era lo único que veía.
y yo, era lo único que veía la tierra.
estábamos solos, 
y ella me ignoraba.
mi voz desaparecía;
mis cuerdas vocales se aflojaban.
secando mi garganta.
secándome.
quería correr, pero rendido, desistía;
pensaba que si llegaba hasta el horizonte,
tal vez, vea algo más en mi,
que un intento de huida.
pero, ¿que mas puedo ver en mi?
más que el miedo,
mas que tierra.
más que a mis dedos,
que se transformaban gradualmente en polvo.
hasta que los soplé.
y se desvanecieron.
ojalá hubiese sido un sueño.
ojalá hubiese sido real.
ojalá no hubiese sido tierra.
casi me había esfumado,
solo era un ojo.
todo lo demás había desaparecido.
no físicamente, 
solo no podía sentirme.
nunca pude expresar,
la impotencia de haberme perdido,
de haberme disipado,
de haberme desvanecido.
así que con mis últimas fuerzas,
comprimí mi lagrimal,
y lloré.
una gota.
que cayo a la tierra.
y ya estaba a punto de irme.
cuando otra cayó.
otra la siguió.
mi ojo ya podía ver bien;
como veía antes de secarse.
mis dedos volvieron a nacer.
y volví a sentirme.
pero siguieron cayendo gotas de mi.
un charco;
un arroyo;
un lago;
un río;
un mar;
un océano nació de mi.
el barco en el que caí,
volvió a naufragar en agua.
a mecerse por la corriente y el viento.
pero yo ya me había alejado de el.
y me habría alejado de la tierra, 
si yo no hubiese sido el océano,
en el cual me ahoge.
desaparecí;
ahogándome en mi mismo.