lunes, 4 de mayo de 2015

Ebriedad

que la muerte se embriague de violencia,
al quebrajarse la copa que sus frías manos sostienen,
mezclándose su sangre y su vino;
y que haga eco su susurro,
en el expectante oído de cada ser,
y que aquel que oiga su murmullo,
sepa caer al suelo,
muerto de susto;
y que la misma muerte nunca se encuentre moribunda,
ya que eso nos regalaría vida eterna;
y no existe peor tortura que esa!
no cesaremos de existir,
y gritaremos, sufriremos el día a día,
rogando para que nuestra vida, termine;
alaben a la muerte,
no teman de ella;
dejen que beba de sus copas,
y que las estrelle contra el piso;
regalando sangre de una vida a otra,
ya que la muerte vive,
para darnos un final,
y para darle un significado al tiempo;
porque un lapso del mismo,
no es igual si es eterno;
dancen! pequeños seres de luz,
junto a divagantes espíritus,
regocijense en la muerte!
dancen por ella y con ella,
embriaguense de violencia,
y olvidenla,
en su copa segmentada;
besen el cálido suelo con sus pies,
y codeense en luz y en oscuridad,
antes de abrazar el último resplandor,
que la muerte les regalará;
dejen su sombra a un lado,
y sientan su piel en soledad,
como ésta abraza a los haces que con ella chocan;
abracen como ella, a las certezas de este azar,
que la muerte consigo lleva!
ya que ésta furtiva esencia,
no es quien para dejar a alguien taciturno;
saturniano si será, el silencio que reinará en nosotros,
luego de ella;
y tal vez,
será eso,
lo que tanto nos aterra;

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