regalale una forma
a lo etéreo;
la sabrá moldear,
concibiendo al hijo de la gesta matria;
pero su rostro,
se desdibujará en el canto de trovadores hambrientos,
de melodías que los hagan sonreír;
así, la indecisión reinará lo vago,
y la certeza,
se hará temblar a si misma;
y mi piel,
se cargará de estigmas
que otras pieles le regalarán,
tras el calor de un mismo cariño;
y mi ser,
temblará,
pero oscilará aún,
entre certeza e indecisión;
el ser siempre es etéreo;
y la forma regalada,
también vaga será;
la ovulación será lo único certero,
antes de la gesta;
y hará tiritar a los mismos seres,
que le dieron la capacidad de emerger,
de una cuenca de vida pura;
la felicidad,
le regalará una mueca al flamante corazón,
haciendo alarde de la dominación de los rostros parentales;
paulatinamente,
se acrecentará,
debilitándose los ascendentes,
arrojará ese ser,
lágrimas al mar,
y el mar será su afección,
el vestigio póstumo al paso del tiempo;
en tiempo;
bautizará,
con la memoria,
de su sangre;
a la vida que de él emergió;
al cesar,
se reencontrará con su raíz,
será el mar,
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