miércoles, 28 de diciembre de 2016

el corcho de la sidra de año nuevo me va a perforar la garganta

ya no reconozco,
solo tanteo

mis propios rincones, mientras me ahogo
en mi propio esófago.

soy las sobras de nochebuena y año nuevo,
ergo

soy el vómito
por el que quemo mi voz.

¿es acribillado quien aúlla?

pues entonces,
voy camino a mi fusilamiento

esposado por propia decisión.

¿quién gesta las entrañas mutiladas?
¿es la daga acaso un agregado de la anatomía primera?

mi estómago se funde ante la cuchilla
a mil grados centígrados,

me sedimento.

y ah,
me carcome un ansia irreprimible.

mis caricias son espasmos

y el desvanecerme en el suelo y convulsionar
es mi visión del amor contemporáneo.

me refugio en mis sábanas,
que aún agujereadas por cigarrillos baratos 
en fallidos intentos de inmolarme

me siguen cobijando del cielo,
mi techo venido abajo.

duermo abrazado a un pedazo de concreto
añorando que es la noche que 

nunca
pude tocar.

(añoro)

contorneo con mis índices
los números que no me pertenecen,

ya que los que son míos no valen nada.

ay, aquel decimal de carencia
a la fuerza, 

me viste de anonimato.

(añoro, aún)

no sé que tan profundo puedo ahondar
no sé que tierra es en la que hurgo

la propiedad privada no vale una mierda cuando se está
deteriorado.

¿irme?

la mecánica de la deserción se ha probado errónea
en su aplicación cuando su fin es

la permanencia,

por eso el resultado persiste: indiferencia

ante lo que fuiste
ante lo que sos
ante lo que podrías llegar a ser.

traducción (ó minúsculo diálogo conmigo mismo)

ay, mi lengua es tan vaga e insípida

"¡nada bien, no, no, nada bien!
¡ni un orgullo para tu familia!

¿que dirán los vecinos de vos?"

no sé (contesto desafiante)
no interesa el que dirán,

no interesa siquiera la elaboración de una ausencia

porque aun presente
¿quién me nota?

¿quién nos nota? (unísono)

viernes, 16 de diciembre de 2016

siempre quise ser un toro, porque así cuando muriese, mi cráneo habría de decorar el desierto

I

la vulnerabilidad 
pulveriza 

nidos de piedra.

los cuervos se alimentan
de la ausencia de las ruinas.

II

estaré en cualquier sitio 
donde peligre 

mi permanencia.

III

retratos inacabados,
efigies de la inocente verdad 

que es estar incompleto.

IV

para hacer doler

no es necesario prohibir el nombre,
sino prohibir el ser nombrado.

V

el primer preámbulo
fue ovulación.

VI

cuesta 
no padecer
ante la verdadera aplicación

de la memoria.

VII

algoritmo:

cargar la voz de pólvora
apuntar la palabra ante el objetivo

y que el tiro salga por la culata



domingo, 11 de diciembre de 2016

no saque su brazo por la ventanilla o haga algún movimiento brusco mientras el vehículo permanece en movimiento

soy
  sin la necesidad de un nombre.

soy una aguja clavada en el ojo
de un camello moribundo

cosiendo larvas en sus cuencas,

pudriéndolo.

soy el óxido que corroe pilares viejos
ocasionando un derrumbe.

soy esa ruina de concreto dinamitado, también.

soy la última cena de un preso 
que resultó ser inocente.

soy la soga que abraza su cuello

y soy su última plegaria.

soy el kerosene que como último recurso,
baja por una garganta

incendiándola.

soy las vías a las que alguien se arroja para abrazarlas

y soy el tren que le pasa por encima.

soy
aquel que era

cuando no era nadie.

cuando me maniataban
aprisionándome en sus manos sudorosas

y me arrojaban a la basura.

cuando cortaban mi corazón con leños helados
y me dejaban a mi suerte.

cuando limaban mi lengua con doscientas lijas

y yo gritaba
y gritaba

hasta enmudecer.

soy el temor a dios de niños que ni siquiera saben hablar

soy la re-encarnación de cristo capitalizada mundialmente
en ventas con precios exagerados 

de estampitas con el rostro de un hombre blanco y rubio

a pesar de haber nacido, supuestamente, en medio oriente.

soy el teléfono público que no funciona a las tres de la mañana

y soy también, la moneda desperdiciada en la que un hombre
depositó toda su esperanza.

soy la lluvia que le cae encima a ese pobre hombre
y soy el piloto que le falta para que no se moje.

soy el ascensor que toma

y el tablero iluminando el décimo séptimo piso.

soy el viento arremetiendo violentamente contra la tersura
de un rostro triste,

como también soy el salto que ese hombre da.

soy el piso destruyendo un cráneo y cientos de huesos.

soy los paramédicos y los forenses
como también soy el tránsito cortado.

soy las condolencias de vecinos a una familia indiferente

como también soy un cadáver en la morgue
completamente olvidado.

soy esa falta de identidad.

soy juan perez.

aquel juan perez que antes, operario de una empresa telefónica fue despojado de su trabajo el día antes de arreglar un teléfono público ubicado en el centro de una metrópoli por un supuesto crimen que no tenía culpable, por lo que lo culparon a él, siendo condenado a pena de muerte, teniendo el lujo de una última cena, en la que pidió comer la misma comida que su madre le preparaba cuando era tan solo un chico. el mismo juan perez que recibió un sermón del padre y en vez de someterse ante dios, se cuestionó todas las contradicciones de la religión cristiana.
aquel juan perez que osciló en una horca, cuando minutos después una cámara de diputados tardía declaró inconstitucional la pena de muerte y un fiscal se dio cuenta que ese juan perez era inocente.
aquel juan perez que no fue reconocido siquiera en la morgue y yace junto a otro juan perez en la tundra mortuoria de un edificio en el centro, que frente a su fachada, tiene un teléfono público que no funciona.

pero soy, 
al menos soy

y soy eso.

¡ja!

sábado, 10 de diciembre de 2016

comprar un libro de autoayuda hubiese sido más facil (pero menos efectivo)


¿duele tanto haberse ido?

en márgenes 
dolidos

no le hago frente a lo que debería.

pregono cobardía, pues,
enmudecido,

jactándome de mi movimiento, 
que por las noches
se aprisiona obsesionado con la idea de la figura

de un árbol seducido por el viento.

dentro de cuatro paredes
la representación parece no ser la misma,

y me quedo estático,
quieto,

cargando con un castigo que lleva tu nombre,

un mar amargo
en lo más implacable de la intemperie.

heridas abiertas


por las que me abraza la sal,

pero no me cura.

no me cura. 


duele
tanto

que te hayas ido

y que yo no sepa decir nada.

martes, 6 de diciembre de 2016

así como puede ser, puede que no lo sea

yo dije
que llegaría

aún sin tener voz.

es en mi cuello anímico donde nazco

y donde rasguño 
todo lo que no tengo.

es el vientre quien
cobija un corte 

impreciso.

una daga oscila entre un cariño y un golpe en la identidad,

-el espejo roto-

y yo,

no deshecho,
sino resquebrajado.

estarse ahí

ahí, incompleto,
ahí, con quince ojos,

ahí, con el doceavo de mi articulación.

tres gestos distintos
que se refugian bajo mi sombra en degradé.

yo dije 
que llegaría,

aún sin que me nazca la palabra,

pero yo 
naciendo de ella.

domingo, 4 de diciembre de 2016

mi funeral se va a celebrar en un baño químico

¿que me acecha?

trago lo áspero de mi piel
y hace tanto frío en mi garganta

que me evaporo.

desnudo mi tacto,
que cae muerto sobre un escenario vacío 

¡ay! ¡protagónica miseria!

¿que más kitsch que teatralizar la pena
y estereotipar el dolor?

consumo masivo que nutre una jauría desesperanzada
con pesar, simplemente

y son esas las ratas que apedreándome con sus colmillos corroídos
me desmenuzan

y me lanzan cual vómito por una toilette.

disto, ya ¿que no es obvio?

no estoy/no esto/y no/estoy

ni está el eco del recuerdo mío, siquiera
puesto no sé si realmente

hubo uno alguna vez.

¿qué me han hecho?

me nace tanto,
me hieren tanto.

¿que me he hecho?

¿que ha sido de mi? 
si siempre fui lo mismo.

bajo mis propios términos, era yo: 

una lengua agonizante,
tres venas abiertas

y un hueco en el pecho.

ahora, solo puedo nombrarme del único modo que encuentro correcto:

una interrogante.

"¿cómo?"

cómo es mi nombre,
cómo es que fui,

cómo es que soy
ahora.

y aún sigo sin entender.

no entiendo por qué mis dedos gatillan a un suelo que está tan frío
y es que tanto en mi tráquea, como afuera de donde habita mi voz

está helando.

y no entiendo mi nombre,
no entiendo mi edad y que significa

realmente no entiendo por qué disto tanto de un diálogo,

yo mismo me abrumo tanto,
me hiero tanto.

y no entiendo quien me acecha

mi recuerdo
mi presente
o la idea de que seré

o si son todos,
en forma de preguntas, invadiéndome.

trepando como cucarachas aterrorizadas de algún calzado imponente
por mis piernas acuchilladas de tanto estar parado sin saber que hacer

y sigo en el mismo lugar desde el nacimiento de tu voz
de la mía

y presencié la muerte de ambas

y presencié la muerte de todos mis sistemas,
el nervioso,
el endocrino,
el sanguíneo, que fue el más triste de todos,

recuerdo que era yo, una estatua de mármol venida abajo
llorando estigmas de sangre seca.

era el charco mi regocijo y mi pena máxima

y entonces hablé, como lo hago ahora
pero siempre conmigo,

tanto aquella vez,
como ahora

y nunca es conversación o diálogo,

siempre me recrimino,
echándome la culpa de lo mismo

y todo sigue avanzando en contra mía,

todo lo que recae en mi sigue siendo mi culpa
y no cambia nada,

ni pasa nada


ni soy nada,
tampoco.

martes, 29 de noviembre de 2016

cuando era niño no había nada que me hubiese gustado ser más que un bosque

I

me sueñan las hogueras
en las que me hundo siendo solamente un puñado de grillos.

mis abdómenes, carcomiéndose,
liberan el canto de la trágica ceniza que sepulta mis restos,

en la noche no soy nadie.

II

tu edad 
la mía

¿que importan acaso?

si nada nos impide ser un recién nacido,
o un cadáver

III 

una condensación artificial
solo trae una espera eterna por una lluvia

que jamás cae

IV

tantas veces me anticipé tanto a todo
que jamás llegué 

en verdad

V

dicotomía: yo enfrentándome a la idea de hacerme frente a mi mismo

VI

siempre me pierdo
entre finitísimas cortezas muertas

por mi piel que apaga su brillo y no me guía.

mis venas heladas
me abrazan quemando mis vértebras

VII

me repito: en la noche no soy nadie.

lunes, 21 de noviembre de 2016

mi cerebro es un cenicero donde solo se apagan cigarrillos baratos

tantas veces 
te vi

lejos de
todo.

¿a que te aferras acaso
entregándote a una desmantelación?

¿es tu brazo quien me aniquila la mandíbula
de un golpe tan preciso que 

me confina a un silencio forzoso,
incómodo
y sombrío?

exiliándome en aquel 

deshuesadero 
donde habito,

donde me llamo con el nombre que siempre me quise dar
y nadie me dejo.

pero nada tan lejano a la libertad
tan solo placebo, ¡ja!

es mi voyeurismo la idea de la completa destrucción del todo,

sería la última de las bellezas
románticas ¿no cierto?.

mi estado material: incierto 

-corrección-
mi estado material: en desuso 

inmóvil, cual cacharro
cicatriza en mi el óxido de mi piel, falta de tersura

-confinado, lo dije ya-

toda lengua ajena a la mía

ejerce mecanismos musculares de
complejidad inexacta,

pero de severo tono (al menos a priori)

oración coral que es inentendible, 
pero simula ser un saludo

entonces ¿quién es realmente el que habla?

si las sombras no responden a los trazos de mis heridas,
como mis heridas no responden a la luz del sol

y el sol no habla conmigo hace tanto
y mi boca desangrándose no puede gesticular un cariño hacia nadie

y es todo silencio

(y no se si hay alguien además realmente)

como 
tantas veces
me vi

lejos 
de todo.

de todos.

¿es complaciente confeccionar alguna fantasía urbana para resguardar mi soledad?
¿es complaciente idealizarse a la idea de ser mas que todos y menos que nadie?

no sé, 
de un hachazo atravieso un umbral
que no me lleva a ningún lado 

solo, inmóvil, mudo, seco
con mi boca hecha una lengua con siete dientes incrustados en mis nervios

sin destino, y sin guía que me haga soltar las garras
para volverme la carroña que agarre la carne podrida que dejé
o por el cuello, ahorque a algún roedor pequeño

e indefenso

como yo.

si, complaciente

¡ja!

martes, 15 de noviembre de 2016

génesis anterior al éxodo de mi identidad

me deshago de mi origen,
extinguiéndome.

etéreo.


el eco merodeará en mis ruinas

recordándome quien fui,

o qué, acaso.

reducción de daños

camino por un pasillo angosto donde solo yo quepo

-ataúdes sedientos de mi-

mi lecho es el frío que arde en las tundras
donde nadie me cobija.

mi voz murmurándose en mis adentros

me sentencia a muerte
antes de dormir.

¿quién quisiese acostarse conmigo
pudriéndome?

pero despierto, desvistiendo mi infancia 
incompleta.

ese espacio en blanco: mi nombre o mi rostro, no sé.

solo se que se está solo, que estoy
sin nadie.

la palabra dice siempre memoria,

la espalda se arquea

cargando el peso
de mi ayer.

¿mañana qué, entonces?

lunes, 7 de noviembre de 2016

de aves y mandrágoras

a veces aves avanzan 
arremetiendo ante abanicadas de furia que preceden a la noche.

ahora, estudio compositivo de quien enardece:


picotazo, picotazo, atisbo mínimo de una gota de sangre roja  

y un ala maltrecha robando la flor mas hermosa de la primavera 

que adornará su nido,
quizás con ella,


hogar que consigo se llevará la lluvia.


(desahucio)


y la tan dolida columna de la mandrágora 


que grita su raíz ante lo tragicómico de la escena

y grita tanto que me nombra
ah, y se nombra, también

(¡es esa la emoción de la etimología!)

espejo, espejo, espejo

un marco roto 
y un reflejo (triste)

embellecimiento de una procedencia,

al ir adornando mi pasado con más y más exageraciones

mi presente ya está viéndose muy pequeño


(y es que... ¡qué minúsculo que soy! ¿verdad?)


mi oficio primero,

haber nacido
mi cúspide, (también)

y desde entonces en picada


y en mi pico ni siquiera un trozo de carne podrida

solo tallos que ni siquiera guardan espinas

que me hagan sentir algo.


y oigo al bosque gritar, enardeciendo, 

y hay algo que está pronto a extinguirse

y hay algo que está naciendo,


pero de momento no me interesa, 


de momento el viento

es lo único que sopla

pero que no me mira, ni me toca


solo está.


y algo que me nombra, me posee y me dice


algo,

pero no entiendo bien qué.

a veces me hablan aquellas quienes gritaron 

lo suficiente para dejarme mudo

para desnudar mis palabras y volverlas ruina,

tierra infértil,

como se diga.


y me hablan y yo las leo


y grito tanto, y tanto desde mi raíz

que me nombro

y parezco nombrar a alguien


que siento,

pero que no conozco.



(no iba a escribir nada más después de esto,

pero están pasando una bandada de cuervos cargando con la flor más hermosa que haya visto

ojalá no les pase nada con esta tormenta.)

jueves, 27 de octubre de 2016

no quiero criar helechos que nazcan marchitos

de mi 
¿que parte desprendo para quebrarme?

arrinconado, me reflejo en el óxido de una rendija


tantas ganas de irme bajo ella tengo,

pero no,

no quepo.

(ni mi cuerpo tampoco)

¿que queda por nacer en mi?


me nombra lo incompleto

(eco)

me devoran las replicaciones del aire sobre mis huesos

erosiono
(desaparezco)

mi aspereza violenta la atmósfera,

como también a su propio tacto

(me corono de espinas en los ojos tratando de no ver)


una lengua amordazada castiga a su silencio

¿será mi libertad, entonces, desperdicio?

me aprehendo.

(y me sangra la boca)

el color en mi se diluye

y no duro tanto

(ay, es que mi reflejo es tan, pero tan pálido)

que me asusta

sé que en mis pasados me he rehusado a oficiar de razón, pero

imperdonable es preguntar por quien nunca vino
-ni quiso hacerlo-

sostenerse así

es rigor mortis con las manos ejerciendo de poleas 
levantando cargamiento industrial.

cercenándote cada vez un poco más.


entonces ¿que queda por nacer en mi?


(la ironía es mi deseo por traducir
 el desconocimiento en algo que pueda entender)


y mis dudas:

¿adjetivarán su sombra las personas?

yo lo hago: 
carente, plana (proyecto en mi)


yo


plano,

carente, 
vacío. 

-debajo mío-


¿que hay debajo mío?

¿que hay debajo mío?

un cielo cayéndose sobre inocencias,

peldaños de kilómetros de altura y pies microscópicos

insuficiencia.

(tal vez, no sé, jamás exploré tanto)
      
ay, pero por cruzar la planicie que en mi se desenvuelve

y me nombra, y me llama 

y me rompe y me rehace y me vuelve a nombrar
y que identifica 

(porque soy)


haría tanto

tanto
pero tanto

que haría nacer algo en mi

a pesar de no saber que,

tal vez un nuevo corazón

(o mi miedo)


y me iría

donde mi sombra, sinónimo de mi vacío
no me siga,


ni mi cuerpo la proyecte y no me nombre, ni me llame

ni me rompa.

jueves, 20 de octubre de 2016

de todas las presencias que fui, en ninguna creo haber sido realmente yo mismo

existe algo en mí que invita a deshacerme,

algo que cae en mi pecho como ácido
dejándome sin 
aire.

algo por lo que desconfío ahora de todas mis palabras,
enmudeciendo de inocencia.

aquella inocencia de temor,
donde lo incierto se desviste revelando una daga adentrándose en mi

a pesar de que no la quiera.

me refugio entonces, en mis brazos y en mis piernas sobre un suelo efímero,
donde hago nacer la ciénaga de una espera

en la que me hundo por negar.

por negarme a mi,
por negar mi palabra,
por negar mi aire,

por negar mi presencia.

entonces ¿quién es, sino yo, quien acaricia el retrato de un pretérito ausente?
¿dónde o en quién es que recae el eco de la voz que alcé a pesar de no tener fuerzas? 

...

¿quién me nombra a pesar de no haber estado, a pesar de no haber sido?

de forma póstuma, mi amargor se inmortaliza en un brote, ergo
me vuelvo bosque, pero vacío

donde la madera cóncava,
se luce como la representación más fiel de mi pecho

donde mi corazón errático, es apenas una flor que nació agonizante.

cada latido como un incendio
entonces, vivo, simultáneamente, naciendo y muriendo.

mi voz llama, pero nadie responde al auxilio.

me presencio
y me ausento,

pero no encuentro la forma de llamarme, sino es después de ahora,

puesto que disto de mi forma actual,

ya que sé que no soy quien era cuando empecé a gritar
ni soy quién seré cuando el sol nazca de mi garganta

y amanezca

puesto no seré el alba
ni tampoco haré ocaso, 

ya que hay algo que cae en mi pecho como ácido
dejándome sin
aire.

ya que existía en mi
algo que invitó a deshacerme

y soy ruina de lo que fui o creo haber sido.

lunes, 17 de octubre de 2016

sobre sauces y cipreses vislumbré mi verdadera forma

me oía tanto
que sentía arder mi voz, ensordeciéndome.

y lloraba y lloraba, hasta escuchar el mar naciendo de 
las cuencas de mis tendones

era mi resonancia
la primera pérdida de sensibilidad.

mi coronación: el ser llamado humano por primera vez

y el llanto

como un aullido donde se resguarda todo aquello que no puede ser gritado. 

martes, 4 de octubre de 2016

las cucarachas me hicieron su rey y luego abolieron la monarquía

hambre.

-confundo el cuerpo-

sílabas de aire muerto
garganta ensordecida pidiendo clemencia

pulso a doscientosdiecisiete palpitaciones por segundo (a punto de batir un record)
aire/aireai re

labiosecos
puntomuerto

oídos tapados.

todo arrasa conmigo.

es mi falta de identidad
porqué me llevan las raíces

y es mi falta de luz

por la que no broto.

instrumentación de mi anatomía:

mis brazos
un manto desgastado
mis pies
carbón ardiendo 
mi voz
hiedra
mis venas
cenicero
mi corazón 
una bomba.

sobre mí hay madera crujiendo
una muerte naciendo
y decenas de arañas, bien escondidas, riéndose de mi

todo porque soy quien hace resonar la madera a cada paso,
quien hace de llanto

y quien es tester de un veneno
que mataría a cada niñx enfermo del mundo.

mi lengua se cae
mi jardín se seca

toda vida está muriendo de a momentos.

introducción a la podredumbre: yo escondiéndome en un rincón
para no pasar vergüenza

pidiendo que no digan nada de mi,
pidiendo que no me vean

que nada.

arqueando mi espalda
soy un puente de hueso frágil, casi polvo.

¿que lluvia habría de blanquearlos?

corroe tanto la lluvia ácida
que casi soy una laguna
de piel.

corte/
verticalismo/verbalismo

mis labios sordos, mis labios sordos, mis labios sordos
hablan
dicen

y ni yo los escucho,

si siempre es lo mismo,
siempre es la misma gente caminando sobre mi

crujiendo cada uno de mis huesos,
como madera rancia

putrefacción.

anhelo pre-mortem.

comunico la paranoia por antenas
la pena por portación de rostro

mi ansiedad 
en mis brazos se cobija.

yo sucumbo por insomnio

y por las cucarachas haciéndome su rey
ya que sé que pronto habrán de abolir la monarquía.

pero mientras tanto, persisto en el trono de un basural
el rincón favorito de mi alcoba

con mi pulmón entre brazos

y el corazón a punto de explotar en miltreintayún pedazos.

dolor es desmenuzarse y darte cuenta que de todo tu armazón, sos solo un charco de agua estancada

me prolongaba
en un tacto que no era mío,
ni de nadie.

despertaba enumerando:

mis dos ojos, mi sombra:
no me habitaba más nada.

luego, me extendía 

hacia un viento agrio
que mecía la cortina de mi memoria.

algo siempre me devolvía al viento,
mi mirada entorpecida, estaba

y mis manos no sentían (ni sienten) el aire tanto
como para 
ver.

entonces, mi sombra:
no me habitaba más nada.

la tierra se levantaba,
cada puñado era daga

ardor/ard/orar/dor, 
la sangre coagulaba cada veintitrés pasos

porque entonces yo caminaba
¿y a donde iba, acaso?

las cicatrices eran mi piel desnuda,
puesto mi entereza era herida
y dolía, por supuesto que dolía

pero, reitero, entonces yo caminaba
puesto aquellos eran mis sueños, doliendo.

me despertaba ahogado de pavor, empapado de miedo,
y bañado de noche.

no me atrevía a despertar a los murciélagos en mi persiana,
-me iban a perseguir con una escoba por toda la casa, de seguro-

inmóvil.
no veía, ni me proyectaba

entonces, nada:
no me habitaba más nada.
y era libre.


miércoles, 28 de septiembre de 2016

esos pájaros picoteando el horizonte terminarán por aniquilar nuestro cielo

me he visto caer
quemando mis encías de amargor,

-brotandosangre-

me he visto caer

enardeciendo mi piel contra la tierra,

despojándome del aire
que me acariciaba, que me apañaba

y que hoy incendia mi nuca
amordazando mi garganta, enmudeciéndome.

¡ja!

dolía
erosionar,

duele más aún (hoy)
ay, la ausencia en mí.

-reitero-

presencié,
como nunca creí poder estar presente,

el haberme ido.

el haberme visto caer,
caída en la cual aferrarme era anhelo

"¿de que mano, acaso, me sostengo?" gimoteaba

sin levantar un hombro,
ni levantar mirada.

me he visto, me veo, me veré caer

porque ¿qué mas podría hacer, acaso?

si el dolor migrando
deja al descubierto el vacío

que soy

porque ¿qué más podría ser, acaso?

¿un pedido de auxilio
al que nadie acuda?

un lamento
mi insaciable sed, 

dosmilseiscientosdiecisiete pájaros pintando al cielo
lo que veo,

y yo
el desierto en que carroñan

lunes, 19 de septiembre de 2016

es caótico nacer

sí.

inmortalícenme en una distancia,

-gesticulador lineal-

seré una representación no-fiel de la idea de una cadencia,


incluso aún siendo 

el desorden del cual no logro distinguirme.

-anónimo-


pánico latente,

mi nombre que no suena


y la reiteración de un llamamiento

que pretende extinguirme.

alarmas quedándose,

alarmas yéndose.

recorriendo brumas que deja mi estela


-efecto doppler-


vértigo.


si se tensionara más mi piel se cortaría,

colgaría

huiría con el viento.


(me voy/me quedo)


-dudo-


[me duelen tanto mis adentros]


¿sí? 


sí.

no quiero, es eso

-¿será eso?-


sí.


déjenme pudrirme, entonces,


al costado de una ruta que cobije a los restos

de los animales que mueren solos

como uno,
como todos ¿no?


si -respondo-


¡ja! me derrumbo/desvanezco/caigo/permanezco en la brea ardiente,


casi incendiándose, mi piel

se hunde. (irónico)

oigo gimotear transeúntes, pero nadie pasa


quizás yo sea quien llore,

pero mis labios están sellados y no entiendo,

¿qué es acaso éste pesar?


hervor mío,

¿seré el único que está viendo mis huesos? (que vergüenza)

mi anatomía se desviste,
se despoja de su seda chamuscada


¿estaré desnudo?


sí.


la piel es siempre lo primero/ tez ilusoria por demás,

menguante de tersura

carcomida por ambas formas de mí

yo y él (es decir como me exteriorizo ó me ven los demás)

lo último

es siempre el diálogo

(siguiéndole la reiteración, comprensión, explicación y extensión del mismo)


¿que atrae, acaso, la devastación verbal?

que la boca se oscurezca, por supuesto

permitiendo que habiten lobos en ella 

que nos habrán de devorar

desde adentro.


(jauría traqueal)
sí.


ay, como duelen mis adentros

y no soy eterno

acarreo finitud 

pero un sentimiento inmenso en ella,

puesto que soy aquello primero que dije cuando nací: 

un llanto

y un cuerpo

me asusta mucho la idea de estar solo en el océano, de noche y ahogarme sin ver el agua en la que floto

habité lo último de voz que me quedaba,
inundándome.

"¿habré nacido náufrago?" -me preguntaba.

cierto es que abrazaba a mis verbos 
para no pensar.

-no quiero pensar estando tan vulnerable-

"¿que traigo conmigo?" -me decía-

si mi piel es efímera 
y el mar hurgándome en mi es tanto.

-la sal ya no me mantiene a flote-

me voy hundiendo
con la corriente ahuecándome el pecho

y yo estoy desnudo, frágil.

"así debe sentirse ser tierra" -pensaba-

erosión.

veíame en un reflejo:

"al morir seré incluso más blanco?" -dudaba-

mi mirada está hambrienta,
el sol no la sacia

y se pone la noche

y me hundo.

-me vuelvo parte de la tierra-

lunes, 12 de septiembre de 2016

El Por Qué de Casi Todas las Cosas

¿quién andará mi sueño?

-imaginario de identidades desoladas-

no existe el diálogo en mi, ya,
por lo que no hay surgimiento de ninguna clase 

-me seco-

me acaricia una quietud,
en la que no nazco

y me llama un silencio,
que hurga mi piel, aviolentandola.

mi sombra me está dejando, porque va a seguir a mi alma que se me está yendo.

¿es que ya es de noche acaso?
¿es acaso el frío cuanto duele despojarse de tu nombre?

-porque estoy tiritando en todos mis rincones-

la constancia de mi eco anónimo
hace que mis labios vayan perdiendo sangre

(ay! si besara algo, seguro caería muerto.)

-silencio-

no andaré en mi sueño,
puesto no existo sin diálogo

y solo escucho un silencio llamándome 
y mi piel no resiste.

tanto frío hace y yo desnudo y sin nombre

y ya es de noche y yo desnudo y sin nombre

persiguiendo a mi alma
que de la piel, se me está yendo.

-me seco-

lunes, 29 de agosto de 2016

5:28 AM

mi intimidad es pretérito,
¿cómo podría entonces yo decirle al recuerdo que no?

o me abro o me cierro.

la idea de resignificarme es solo otro adjetivo,
sinónimo, por demás.

-veinte formas distintas de nombrarme-

todas y cada una, gritando fastidio,
hambrientas de mí,

¿como podría entonces yo negarme al recuerdo?

si es lo único que sacia.

miércoles, 24 de agosto de 2016

Naturaleza Muerta

I

muestrario de uniones,
cuellos a los que no les llega el viento,

-bocas que no son-

íntimo caudal,
tacto tanto efímero como eterno,

recorriendo una piel alerta.

II

infidelidad de tierra muerta,
brote de mí.

-reseco cual tabaco-

mis raíces no afianzan,
tambaleo.

III

recomposición: verme bajo tu umbral. 

recitado de letanías
-monólogo-

ay, mi vida,
eras.

yo no era sino ausencia.

IV

inviernos guillotinan girasoles,
el guardián ha huido.

noventa formas distintas de tener miedo.

V

en las venas, caos.

extractos de métrica acallada
alimentan las ansias que aguardan por enardecer,

en tus aguas, miedo,

            hablan los ahogados. 

-la tierra se levanta-

VI

un vértigo anímico, 
una extremidad sin continuación,
un edificio sin calle bajo él en la cual estamparse,

un par de labios sin veneno.

un hueco en un corazón sin un nombre.

VII

¿y ahora, qué?

lunes, 22 de agosto de 2016

Talarme

mutilación (ola de)

arden mis tendones, gestando bocas sin huesos en mis tobillos,
rie el verdugo de óxido.

contemplación: todo fugándose. 

fútiles articulaciones, tensionan fémures,

corazones contraen su individualidad,
escondiéndola,
arrodillando su cobardía.

[argh]

yuxtaposición nuestra,
tu seda junto a mi barro,

-elitismo barato-

vistiendo huesos ajenos,
sirviendo mi piel en porcelana

me siento tanto. 

¡ja!

reversión,
mi piel ahora como crisálida extinta

¿mariposa? más bien polilla.

mis principios (alas si se quiere)

han de acarrearme, puesto mi vuelo está extinto
y mis pies se mofan de mi -les han crecido lenguas malditas-

[alpinismo horizontal]

me llueven vidrios con extractos de labios secos
¿es que nadie me distingue hundido, plano? 

¿es que nunca nadie pensó quién viste al mármol?
-tu seda, mi barro-

¿es que en su egoísmo nadie pensó a quién sueña su piel?

(claro, que piel...
baldosas)

pero es que duermo bajo sus piezas cada noche,
es el cemento ya, la atadura de mis máculas dolidas,

descomposición de mi,
reinvención a partir de residuos

todo culmina en una obra,
el monumento a la vulgaridad que soy.

¿sabrán ellos que soy el fuego
dando albergue

a quienes no saben ver el sol?

(como podrían... si no pueden verme)

sus celebraciones, los presagios del dolor
danza-placebo.

¡ja! -reitero-

disfrútense esta noche,
ya mañana sus huellas en mi pecho, no dolerán tanto,

pero su corazón
los carcomerá a cada latido, osbstruyendo venas.

úlcera romántica, pulsando en su pecho idiota,
para que sus pulmones escupan mis cenizas

y vean el sol, para calcinarse 

mitigando su egoísmo.
apaleando su violencia.

bleh,