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fui calma,
fui olvido
y luego recuerdo;
y finalmente, fui olvidado,
no me conmovieron,
ni aún, los sentires más verdaderos;
ni un sentimiento se esbozo en mi forma pasada,
y yo, hoy luz de lúgubre fulgor;
observo mi cuerpo,
tendido en olvido, con cierta nostalgia;
y atisbo mi sangre,
entremezclada con la forma de vida primera,
que juntos, harán brotar seres de ésta tierra;
pronto fluiré en otro cuerpo,
y me fugaré de éste interminable purgar;
a donde reine la libertad del diálogo,
y el timbre de mi voz,
que tanto anhelo;
deseo,
y solo veo,
las fauces donde en mí habitaba,
la vívida palabra,
y caigo en cuenta,
que de ellas, hoy no queda nada,
ya me he vuelto silencio;
fluiré en otro cuerpo,
y huiré de la muerte;
nunca seré luz,
ni espíritu de ella;
habré de rabiar junto al alba,
hechos uno,
seré tempestad,
y eterno recuerdo
jamás olvido,
jamás olvidado;
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