lunes, 3 de agosto de 2015

Sentir Equilibrado

el sol atravesará esta ceguera,
e iluminará esta mente,

será divina la ejecución del pensamiento;

pero el frío,
cubriendo mi cuerpo,

como ocaso en mi piel,

cegará todo en mi,
menos mi mirar;

caerá la noche en la mirada,
y los párpados se cerrarán,

en el exacto momento de la huida del último haz de luz,
de su campo visual;

y en aquel breve momento donde aún,
tanto mi cuerpo como mi mirada permanecen iluminadas,

atesoraré mi eternidad;

fugaz, aquella,
se desvanece,

pronto, se ilumina todo el resto de mi ser,
y vuelvo a sentir;

sensibilidad en la ceguera;

ansiando cada momento donde no soy eterno,
el clarear del sol,

con plegarias,
que arraigadas a mi carne,

claman, por el retorno a lo perpetuo del ser;

por el sentir,

equilibrado;

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