¿dónde yacerá hoy el recuerdo de los pueblos que han sido,
y han muerto al pie de un balcón?
ríe el tiempo, que consigo se ha llevado,
vidas enteras, que él mismo ha transformado en eternidad,
me he negado a ser cofrade del minuto;
el reloj, deja oír del péndulo, su latido,
que palpitación tras palpitación,
su corazón, intenta seducirme;
no seré sosegado por constancia ni por amor,
ni seré cegado por el sol;
aquel, que ensangrenta al ocaso
[noche]
el reloj detendrá su marcha,
me aferraré a esta falta de tiempo,
abrazo la transición de un día al otro,
que se muestra eterna para el mismo reloj;
que atravesará el día con dificultad,
retomando su marcha;
despojándome de mi pausa,
casi eterna;
sangra el sol sobre el crepúsculo,
[alba]
¿dónde yacerá mañana mi recuerdo tras haber sido?
moriré en mi balcón, de pie,
[nunca seré tiempo]
latirá el corazón del reloj,
siempre vivo,
el mío, en contrapunto,
cesará
[jamás seré minuto,
jamás volveré a ser]
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