viernes, 2 de diciembre de 2022

altura crucero

cunas rotas adornan el costado de la escalera,
las fisuras en la madera son párpados de reptil latiendo como una boca
que habla, y que pregunta: ¿quién murió de pena hoy?

podría yo, haber fallecido por tiro plateado anónimo
bien, vería a mis brazos atascados
entre el principio y el final
de una herida que cauterizará por las llamas de los ejércitos portátiles
que cruzando jardines de violencias,
desbordan una interrogante: ¿dónde está la batalla que nos prometieron?

si sabemos que eventualmente las aves tocan tierra
y que los rostros son huecos con máscaras plásticas que esconden deidades diminutas fugitivas,
monstruos de bolsillo que anidan entre la carne
y respiran de color negro

¿el calor también es negro?
quizás solo lo que queda tras la hoguera.  


jueves, 17 de noviembre de 2022

la distancia entre las formas

quiero darle un rostro al abrazo.

quiero
también,
rendirme ante
la fluorescencia indiferente
de un sector apagado y en mantenimiento.

cuando sea al momento, sabré que hice bien en desplomarme.

cuando sea el momento, sabré que la red de fósforos que llevo enredada entre mis piernas
ha comenzado a arder.

conozco
la costumbre del moho,
-irse hacia abajo es un oficio-
en la tierra, una señal de sangre
¿alguien comparecerá para acariciarme estando así de sucio?

creo que nadie vendrá a saludarme,
mi casa llena de palomas
quedará con los vuelos
cautivos.

y si me fuese más profundo entre las alcobas,
entre estas finísimas cortinas de cenizas que irritan la piel
¿mi sombra seguiría teniendo el mismo color que le di?

si mis dedos pintan amarillo,
entonces apenas tu cara se delate, quisiera volverla sol
y que incendie aquello que es sagrado.

ángel necrótico, calcinado
la búsqueda de tus huesos no será en vano,
los perros tercos ven más allá de tus alas chamuscadas,
y esa insistencia será vital
para la reconstrucción de tu credo,
¿podré vestir una máscara tuya hasta que emprendas tu regreso?

mi cuello será tuyo para que ejecutes tu venganza.

sábado, 12 de noviembre de 2022

la rabia entibiándose

de las bestias aladas,
sus cometas de cola roja
cristalizadas entre las capas de plomo
siento, entorpecen aún mas la brusquedad del tacto,
quizás es por eso que me di cuenta de que jamás había reparado
en lo tibia que es la estática
cuando incendia esos árboles invisibles
que escupen filos que alejan mi mano de la caricia.

quiero arremolinar
ese nombre nunca pronunciado, aquello que acaba sin que lo toquen
¿será la voz lo que hunde?
¿la piel lo que desgasta?
los rumores tropiezan entre las delicias que se van volviendo lluvia
¿serán estos que chocan contra mis hombros los susurros de los cazadores?

si súbitamente todo
entonces de pronto, nada.

y si desatar el peligro fuese más que un deseo
y la pregunta que lo ocultaba
al revés, fuese no más que
una advertencia inútil

entonces sería mía la posibilidad
de descubrir la tierra exótica,
de hacer de mis labios plumas
y perderme entre el aire de un beso espontáneo

y si mis manos recolectan
los racimos escarpados,
la vendimia
será
la precursora
de los mares de cristal líquido
y si los pies se cercenan entre risas,
la sangre
de los intrusos
¿sería tan dulce como la nuestra?

la búsqueda por poseernos
es rompiente
la arena, la sal
revolcándome
si algo me arrastra hacia lo más profundo
quisiera sea potestad mía el deseo de hundirme.

los embates de la urgencia me hacen dirigirme hacia donde no tenga rival.

lunes, 24 de octubre de 2022

supuestos de la investigación acerca de la exobotánica

recordá el humo chocando contra los extraños,
la destrucción de los autores
y los débiles, que embellecían  una tristeza definitiva
mientras, extrañamente callados,
claudicaban en reversa.

ahora
la advertencia vuelve
a ser pérdida,
el peligro se entibia
mientras avanzan los corresponsales

y la danza de los nombres
se refleja entre los mosaicos de azulejos negros
que recubren el teatro de la inconveniencia.

el dolor se regenera como canto caótico,
las moscas se pegan a la carne
las alas entorpecen su vuelo
por la sangre a temperatura ambiente
secándose,
fundiéndose
con aquel dejo de acciones azarosas
que no responden a ningún deseo más allá
que al de sobrevivir
hasta que el cuerpo lo pida.

cuando sea el momento
adornaremos la corteza de este árbol desde adentro
con una cruz que abrace las raíces,
con mis manos tocándose con tus manos
y nuestras miradas perdiéndose entre el movimiento de sábanas
bajo el agua.

¿dónde podría migrar tu silueta para volverla interminable?

vestir de helechos es tontería,
deseo del más simple. 

desnudo
solo voy a pulverizar lo seco,
dañándome las manos de fragilidad punzante, para terminar soplando
hasta que todo se haya ido lejos de mi.

¿quién podría adivinar que terminaría así?

¿quién podría mostrarme algo real donde todo parece ser fingido?


miércoles, 21 de septiembre de 2022

bajo los acoples del aceleracionismo

el corazón informático late lejos
muy lejos 

teclas, teclas, teclas: los ojos aberrantes
de un niño oculto en su conversación insomne.
palabras caen en el zig-zag distractivo
de una interfaz luminosa. 

digo luces,
explotan
mi pupila es comida de microbios
quiero mi brazo alcanzar
lejos está
de nuevo
que vuelva
y me abrace otra vez.

un repiqueteo lento
beso despacio
mis venas que son cables
leo recto
miro fijo
huelo la fragancia que descansa
en el oído seco de la maquinaria. 

mi cuerpo magenta
brilla, todo lo demás ¿qué importa?
el acople huele a óxido
un brazo plástico
pide enardecido
que le entreguen su orden
mientras el aceite acalla las voces de los transeúntes
y el eco de una mente motriz espera, otra vez, nuevamente,
espera.  

¿adoro? no.
adoramos esas ramificaciones eléctricas
¿quisieran ellas venir?
un poco, algo
no tanto, ¿no?
¿220? ¿si?
la frecuencia no está bien, digo
es algo monótona, ¿no?
algo más
que venga algo más!

dame, dame, un tiro de ese cobre,
si la necesidad es ley, quiero
tocar el fin de este deseo. 

algo que venga
algo que surja
algo que acrecente el ritmo.



escrito con palabrahueca

sábado, 17 de septiembre de 2022

caminaría donde haya una canción que me sostenga

el tiempo es indefenso ante el vendaval de pensamientos.
no hay idioma que sobreviva al confundido, los años
pasan, las raíces crecen, el fruto carga siempre
con el mismo sabor amargo. 

bajo mis uñas la tierra fermentada burbujea
empujando el hueso un poco más allá.
las manos sucias
no sienten la mordida de un perro
que ignora los llamados de su jauría.

muchas palabras para una sola cosa instauran el error.
es imposible rescatar
un paisaje constante en todo esto
y de eso depende que el volúmetro
de mi estado anímico sea o no sea defectuoso.

áspera bruma
pulula en mis manos la
destrucción de lo que yo más quiero
¿quién sos vos para detenerme?
¿quién sos vos para decirme lo que tengo que hacer?

si no sabes
si yo quiero me vuelvo cuervo
y robo todos esos rastros para dártelos.
si supieras que los rostros que guardo
nunca fueron realmente míos
no dirías nada. 


escrito con palabrahueca

martes, 13 de septiembre de 2022

el laberinto oculto de los ciempiés

una silueta roja
surca el corazón de un bosque
monocromático
esperando que la luz de una cabaña
se prenda, que el humo se haga nube
y que la madera escupa aire
sobre una piel
tan delicada
que lo haga
sentirse
áspero.

sus manos refugian un aliento tibio,
a la vez que sus dientes son chisperos
de un verbo impronunciable

y es desde ese mismo lugar acanalado que él sabe llamar boca
que descubre que su voz sigue intacta,
pero que bordeando su estómago
se extiende un incendio forestal
que arrasa con todo
hasta hervirle
las yemas de los dedos
que ahora apuntan a su pecho,
diluyendo la nieve amarga que cae de las ramas
que ceden ante el peso de la noche.

es ahora que la silueta se pregunta
si esta es la forma verdadera de traer la lluvia de vuelta a casa,

si esta es la forma verdadera de limpiarse el óxido del cuerpo
porque sabe que la delicadeza por la que espera es imaginaria,
pero no así la aspereza que entorpece sus movimientos,
no así el humo que se vuelve nube
producto del fuego que va quemando dentro suyo
y que empuja hacia afuera una voz que reclama potestad sobre el dolor
y hace nacer una luz que se expande como venas diminutas
sobre el corazón de un bosque teñido de rojo.

martes, 6 de septiembre de 2022

el debilitamiento irreversible de las alas significa la elección prematura de un lugar donde morir

quiero ver la luz ondulando
a través de un abanico de tela abandonado al sol,
con los hilos derrumbándose como sogas de cera transparente
articulando un laberinto que confunda ráfagas de aire manufacturadas.

casi deseo poder atrapar como en una telaraña a un viento y llamarlo mío
para poder hacerlo añicos contra el suelo
y hacer nacer así, un huracán desde el corazón de mi casa
que se lleve puesto a todo el barrio.

casi que puedo agarrar un peñasco de destrucción,
adornarlo de raíces muertas
y hacer crecer un órgano abiogénico que vaya por debajo de todo.

casi que anhelo surcar los desagües como torrentes sanguíneos,
oficiar de nutriente y cumplir de nueve-a-cinco
una automatización en la que no guardo consciencia.

me aterra la posibilidad de la falta de una gran narrativa que englobe todas y cada una de nuestras acciones
es decir, que las re-signifique, más allá de nuestro propio impulso.

elijo, entonces, aferrarme a la seguridad que me proveen las micro-mitologías cuidadosamente curadas por mi mano,
aun a pesar de rehusarme a escuchar a los ángeles cardiovasculares -cosmovisiones de bolsillo-
que habitan dentro mío.

¿qué puede nacer de la descomposición de un lamento?

¿qué son estos grumos de porcelana cayendo de los rostros de mis santos?

¿qué significa una vela desintegrándose sobre mi pecho?

siento mecerme por obra de una mano ajena,
por entremedio de mi cuerpo se cuela de a poco la luz de mediodía.

martes, 30 de agosto de 2022

a propósito de la captura de la brutalidad en los hogares donde supieron anidar los caracoles

íntima gala,
memoria para uno

artefactos detrás de escena
adiestran fuegos diminutos
que con cautela
dan forma
a la vigilia.

la luz es inquietud perversa, inmediata
el humo acróbata compone el resto de la escena

hasta derramarse sobre la tensión de mis hombros.

las sombras corrompen un cielo impoluto,
las mímicas, hijas malditas,
conforman la ilusión.

un beso, entonces, es la imitación de un beso
un abrazo, la imitación de un abrazo
un diálogo, la reconstrucción de un diálogo

pero la pena no es copia
y prolifera ramificada en fábulas primitivas que existen bajo mis propios términos.

la invención del calor es difusa,
a pesar de que mi piel parece no guardar recuerdo alguno.

la invención de la noche duró hasta que abrí los ojos.

la invención de la palabra vino por primera vez de la necesidad.

la invención del dolor es cíclica
como si mis muñecas se encadenasen a un águila que busca refugio dentro mío
y fuese yo prometeo, el águila y el fuego, al mismo tiempo.

no sé
cuanto más
seguir esperando
para poder ver el final

tengo miedo
de que los cuidadores
me saquen de la sala antes de tiempo
y que todo se deshaga entre mis manos

y que del recuerdo evaporado
reste solo la arena
que cala hondo,
mientras
los pies
se queman
aproximándose al centro.

sueño
atravesar mi cuerpo
con otro cuerpo que no sea el mío
y saber el daño irreversible de adornarse en espinas
con los cortes moviendo sus labios por la congregación de sangre

sueño
con esos mensajes
y con poder descifrarlos

y ver que vuelve a mi aquello que me dije
y que prometí no olvidar.


miércoles, 24 de agosto de 2022

cuando me vuelvo consciente de mis latidos, siento que mi corazón muta en algo extraño

hermetismo entre
barricadas de tendones agrupados.

los pellizcos de una mano sin nombre
le prohíben la comunicación
a una muñeca que cae

desenmascarando a su paso, un rostro
que va a ser utilizado como arma de guerra.

sabiéndose de las represalias,
las defensas optan por la disección en gestos
para la reducción de la ferocidad a un 'quizás' que resulta inabarcable.

cientos de alas diminutas, ajenas al mundo,
se apilan oficiando de fortificación provisoria.
sangran las antenas al contacto,
y el calor
es el tesoro
que craquela el aire
en pequeñas fallas polvorientas
que saben bien ser cuna de desastres.

el perímetro es un círculo cerrándose sobre sí mismo.
a la inversa, una boca se abre
revelando un abanico de perlas quebradizas
que mi nombre termina de aniquilar
antes de saber si quiera
quien me llama.

alfileres perforan la superficie de la violencia,
raspan apenas la piel que brilla como señuelo para los árboles sumergidos,
cuyas ramas se enmarañan a un par de tobillos hinchados
mientras
la primavera tardía continúa empujando hacia abajo
un cuerpo al que se le niega un romance pasajero con la superficie

por consiguiente, la tensión permanece inquebrantable.

las moscas rapaces
hacen contacto con la piel añeja
de los pescados ancianos.

es en el abrazo al desecho en donde radica la nobleza.

en honor a las sombras
respiro aire sucio, trago hueso
escupo aquello que está muriendo

mientras los músculos conducen las logísticas del diálogo,
comunicándose mediante contracciones
ensanchando el pecho de tal manera
que me hacen olvidar
que cargo con un
corazón liviano.

hay un recuerdo que es el primero.

y es el momento presente el que me pide
que esta sea la memoria que ordene al resto de las evocaciones.

viernes, 12 de agosto de 2022

quiero conocer el lugar donde las antenas de los insectos se mecen con amabilidad

un manojo de pelos se enreda alrededor de las paredes de mi garganta
enhebrando la aureola que porta el ángel
que apoya sus pies en los manantiales de mi estómago
sin miedo a quemarse.

el pecho se comprime de a intermitencias,
la colección de dolor se expande
y la desesperación nace
al saber que el aire está ahí
y no puedo tocarlo.

quiero sentirme indestructible,
desvestir la fragilidad,
volverla intrépida
e ignorar el día
en el que la tibieza en las hendiduras de la cerámica
reclame las manos de alguien
y que no sean las mías.

jueves, 11 de agosto de 2022

ahora que han hervido las aguavivas

el desalojo es nombrado por el hábito de lo ausente,
confieso no poder reconocer lo transitorio,
la fuga de sombras que se vuelven parte de una noche
que va a parar al fondo de mi bolsillo,
o abajo de la cama de alguien
que sueña con perseguir una palabra desde un primer piso
hasta encontrarse con una caldera que escupe gentilmente un humo grisáceo
y que es aquella respuesta que tanto esperaban, tanto el que sueña, como yo que sigo despierto: hay alguien en casa.

la permanencia entre espacios que no estaban antes, el corazón avisando
de la pérdida de firmeza en las piernas y un constante cosquilleo en la mano derecha
con el dedo anular oficiando de telégrafo
confeccionando un telegrama
al clínico de confianza
que presagia una pronta visita.

pesa la idea de la costumbre en donde el aire no corre tanto, esa misma idea de que al limpiar la sangre, el ojo va a continuar siendo blanco

y la voz va a continuar siendo extraña

pero van a ver y van a hablar de la misma manera que lo venían haciendo antes y que lo hicieron siempre.

en la chance se presenta algo nuevo, entendiendo siempre
la calidad neutral de la novedad.

el rosa perlado es el área delimitada
que se aferra al tender,
sin saber bien aún
si el viento es gracia,
o molestia.

las frutas de temporada son espolvoreadas por la arena de un cantero cercano,

y entiendo que si me alimento de una, y después de otra y después de otra
no voy a ver los huecos de carroña que dejan los gorriones.

miércoles, 3 de agosto de 2022

los huecos en los nudillos al extender la mano son como camas diminutas para sueños enormes

arriba nuestro,
los cables de alta tensión se contraen hacia arriba, para luego desprenderse hasta volver a recordar sus límites
respirando entre las nubes una melodía que, a primera vista, nadie reconoce.

unas manos acarician con precisión un instrumento invisible,

mientras alguien se pregunta si con sus dedos remojados por la humedad,
podría hacer sonar de las aureolas de sus oídos
una canción que sea suya
y únicamente suya.

el chasqueo de decenas labios ajenos,
me ayuda a confeccionar un mapa de una voz que creía perdida.

entiendo, sé lo que habita en mi,
aunque todavía me cuesta el hábito de cultivar el recuerdo y navegarlo,
solo para que después termine devolviéndome a este lugar
y todo se haya ido.

sé lo que hace daño,
ojalá fuese solo el deseo
el único agravante.

me rindo ante la caída con la esperanza de volverla mas lenta y abrazarla un poco más.

quisiera expandir lo que está por encima,
hasta volverlo eterno.


jueves, 21 de julio de 2022

el riesgo de poseer una virtud troquelada

tragedia inunda la miel
profunda, quiero mas, sabes
dame hilos, que se agarren a mi cara
quiero desactivarme, que venga algo nuevo

alarmas alrededor de esta sonrisa
gente espera en los corredores del hospital
aire envuelto en humo
en el entretiempo de la muerte
los enfermeros descansan

quisiera no regalarte el terror de las fauces
sabes que estoy bien cuando estoy solo, no insistas, por favor
dejame recubrir lo mío de lo ajeno, de lo que no es tuyo

suficientes situaciones para una cabeza en rojo
¿soy esto que piensa o aquello que habla?
el sabor deshecho en un líquido amarillo
me devuelve una verdad que no veo

sabuesos huelen tu pánico
la tierra húmeda, las patas estocando el corazón del mundo
aquello que buscan, no me incumbe

¿a caso esto es lo que esperabas de vos?
¿a caso esto es lo que esperabas de vos?
¿a caso esto es lo que esperabas de vos?



escrito con palabra hueca

viernes, 8 de julio de 2022

abanico de grados de franqueza en el marco de una reflexión divina

amputécnica,
la sangre sellada al vacío
es emblema del más puro calibre
cuyo gusto dulce, se sabe, se percibe mejor bajo la lengua
donde un gusano cuyo crecimiento se ha estancado
añora el calor de su madre.

el ejercicio de arrancarles todos los dientes a los ángeles
solo responde al credo: todo tiene que irse del lugar de donde está.

bacteriografía celestial,
decenas de trampillas laten sincopadas
enseñando los nervios, cordones de oro
que como riendas de corceles inmaculados
exclaman al unísono que mío será el descenso.

ahora bien,
dentro del fenómeno de la industrialización corpórea
la combustión, al igual que la caída, es inevitable.

mi piel,
compactada,
forrará por dentro
las valijas de plata.

el hollín caerá eternamente sobre un asentamiento montañoso remoto.

el fuego será obsequio
adorado, a la par que temido.

sostendrán antorchas, entonces, siervos risueños
tomarán piedras con sus manos diminutas
y se verán a los rostros.

el apilarlas contra un cuerpo que no es suyo, o apilarlas entre sí
será dictado por el diálogo de miradas,

el resultado no cambiará nada, sino que solo dictará la articulación de una estructura que aun no se ha inventado.

la noche caía desde antes que los primeros ojos se abrieran
el día nacía a través de los corazones de la fauna, antes de que comenzara a nacer a través del suyo.

por demás,
el resto solo es desvanecerse
hasta que el último testigo
haya olvidado que hubo algo
en primer lugar.

lunes, 4 de julio de 2022

instalación amateur de un cableado para la re-animación de un maniquí destrozado

orgánico
es el miedo

verás, sudor es fruto
el frío, pasajero.

gracia despiadada,
el sol entra de a moneditas
cayendo, el metal chocando

lluvia para uno,
desayuno para uno.

la fascinación genuina
que existe en el conocimiento del hábito,

por demás, entendemos que el abandono es destino.

lo que está vacío,
lo abrazamos.

no era la piel,
no fueron las manos

tampoco la requisa de las vísceras.

era hervor de baba
los salares de verano sobre la mejilla,

los rastros entre la carne

advertían
sobre el sueño arrugado y disperso,
con sus piezas perdiéndose bajo la cama.

no era la piel,
no fueron las manos

quienes reconstruyeron con partes ajenas,
diálogos de mundos distantes.

conversatorio analógico,
parten pronto los deseos íntimos

queda solo la apuesta inútilmente redoblada
del recuerdo.

los eco-sistemas son volátiles,

los límites del suelo,
sé que son superficiales.

mi mirada es divina cuando yo así lo decido.

olvido es hambre, insaciable
el ruido perpetuado, espectro que ahuyenta
los peligros para poder dormir tranquilo.


lunes, 27 de junio de 2022

donde merodean los cambiaformas

I

la invención del milagro
cauteriza la herida abierta de la duda,
a la vez que dota a la espontaneidad
de un carácter eterno.

II

no traduje la huida,
era lengua primaria
la arena entre los dientes.

sal era nieve
para la encía que descubría el sacrificio
por amor.

III

la procesión del júbilo
desemboca en una bodega de horrores.

una única puerta
nos protege de donde el ruido permanece encerrado.

IV

la devoción por el deber

remienda
apariencias
previamente fabricadas.

V

sumergida, una cabeza se duplica
uniéndose por los labios.

el horizonte es silencio,

pero
no por eso
arrojar piedras
es lo mismo que tomar la palabra.

VI

los destellos de luz
que vi al torcer mis ojos hacia adentro
arroparon al vértigo
de fuga.

reparar el movimiento
es la dependencia de la aerodinámica.

la precisión de los impactos
no es revelada
hasta que el aire se corte por completo.

VII

las costillas son hélices,
dependiendo de la posición del pecho
es que tomamos vuelo
o nos vamos en picada.

¿estás conmigo?

¿a dónde vamos?

jueves, 23 de junio de 2022

anotaciones de cuadernos obsoletos

 I

cráneo de plata,
protección de silicona.

un brazo mecánico, a lo lejos, acciona un gatillo.

las balas, también de plata,
perforan el cráneo y se convierten,
ahora,
en extensiones de hueso
que viajan a través del espacio, no por,
sino a pesar del impacto.

recolección de esquirlas.

sobre el metacarpo
descansa la violencia.

II

mi mano reproduce
un gesto técnico,
un saludo
incorporado, extraído
de una base de datos
que procesa
la compatibilidad posible
con otro usuario
para saber
que hablamos
el mismo
lenguaje.

III

el sueño está localizado
entre las falanges doradas
atravesando fibras capilares de cobre,
la electricidad
del contacto.

el calor, el impacto
y el vapor por sobrecarga
terminan por desarticular la red eléctrica,

entonces:
la baja tensión,
la oscuridad

y afuera el ruido de los autos que siguen surcando las calles.

miércoles, 22 de junio de 2022

entramado de una naturaleza siniestra

los paisajes son un catálogo de ausencias.

el viento
es enjambre de voces invisibles
empujando el aire,
denso.

aliento,
el calor
es verdadero acá.

afilo el abrazo con las uñas,
queriendo marcar el contorno
de las figuras silenciosas.

a saber:
el cartílago es hilo
cuando los huesos son ramas,
la piel es fuego descompuesto
cuando las hojas dejan de ser vestido.

era contemplación como narciso,
fue la invención de los espejos
la cascada,
el agua pintada de óxido

¿era mi cara o mi reflejo lo que estaba pintado de sangre?

los pájaros dibujan círculos en el cielo
intentando huir del grito de los animales
que vagan ebrios de esencias,
mientras arquean sus cuerpos
para lamentar el fallecimiento de sus recién nacidos. 

quisiera preguntarle a los árboles vacíos

si continúa al acecho aquel de los mil nombres.

los llamados de las voces,
buscándolo, provienen de los huecos

su florecimiento
decae en podredumbre
y en el medio existe, por un instante, esa fugacidad
que nadie puede terminar de nombrar, paradójicamente.

el velo
aun sigue
escondido entre la tierra.

un centenar de manos
continúan bloqueando la luz del sol.

mientras yo aun sigo buscando el lugar donde arrojaron las osamentas de las deidades caídas.


martes, 14 de junio de 2022

segunda chance, a la deriva

debería atravesar
curvaturas frenéticas, de nuevo 

debería tocarme la punta de mis pies,
verlas en llamas, para cerciorarme que estoy despierto.

debería perder la costumbre de no dejar huella,

¿debería permitirme el derrumbe de mi ambición?

esto es mío.

esto es mío,
y de nadie más,
pero la quemadura es contorno,

el porcelanato,
reducto de órgano
de gigante antiguo.

sabes,
el tacto no es arma, sino aroma 

el fuego blanco entibiece el cielorraso de las fauces
la campana se toca tres veces,
nos damos la paz.

¿a quién toca adorar hoy?

debería disecarme,
ver que llevo dentro

debería escribir mensajes, darme una razón por la cual seguir acá.

debería entender las medidas del lenguaje,

algo así como
crear un juego mecánico
resguardar mi pecho con un arnés,
e ignorar que la protección es inútil cuando el motor está helado.

podría preguntarte: ¿dónde ocultaste tu valentía?

solías protegerme de lo mítico,
narrarme las historias que crearon décadas,
cultivar aquellos campos de arroz que parecían alfombras, en sueños .

era tradición tuya:

la instrucción a los pescadores ancianos,
el hurto de los huevecillos de araña
y la confección de velas de seda que soportaran el diluvio.

¿podrías volver a decirme que es lo que está bien?

¿podrías maniobrar el deseo?

¿hacérmelo llegar, quizás?
o arrimarlo lo suficientemente cerca para que pueda tomarlo.

aunque siento que debería dejar que la única labor de las manos
sea la de aferrarse entre sí,
al menos por un tiempo.

martes, 31 de mayo de 2022

el embauco de la gentileza

ángel
portátil,
sabes bien
que no soy inmune
a la destrucción del movimiento,
como tampoco a las sospechas que atrae el impacto.

sabes
como me vuelvo indefenso
ante el robo del hábito
y que no puedo asentar refugio
dentro de una caja metálica.

¿podrías, por favor, detener a las bestias de hilo?

sus agujas atraviesan
las muñecas del mundo,
doliendo a la par,

mientras avanzan
bebiendo
sorbos
de ruido, antídoto
para anular el silencio.

ángel
estéreo,
sabías bien
que no eran, sino verdades,
los manantiales de tornasol
desbordando de los desagües de las gomerías del bario.

entendías entonces,
como mi entereza yacía en el reflejo de mis tobillos,
donde por arriba, casi sobre el cielo,
el dobladillo de aluminio caía
sobre un suelo
infinito.

eran nuestros
los presentes perpetuos.

era tuyo el destierro.

ángel
plástico,
sabes bien
disfrazar tu naturaleza.

sabías bien
que eran los cortes en seco sobre cuellos vacunos,
y la muerte en el autódromo -corriendo la última vuelta-
los amuletos que ahuyentaban
la ceguera inducida.

eran mías
tus manos
despojándome
de la creencia efímera
y empujando al mundo
a una rendición incondicional.

ángel
absoluto,
sabes bien
que no soy rival
para la hostilidad de la intemperie,
como tampoco para las hordas que azotan la fertilidad de los últimos campos.

sabes
como me vuelvo
preso de la codicia ante la carencia
y que no puedo volver a inventar el fuego

¿podrías, por favor, darme mas tiempo?


jueves, 26 de mayo de 2022

donde reinan los folklores imaginarios

la
cacería residual
es polvo de huesos -o siestario de gusanos-
como también piel que rompe vientos.

pasen,
vengan adentro,
al centro está el fuego
al costado, entre las ramas chamuscadas, el mañana.

espacios muertos descomponen la niebla,
dejan entrever las marcas que dejaron
jornaleros exiliados
que buscaron
otra tierra
donde clavar sus dientes, otro sol
que no es este, otro mar que no sea
tan salado.

la alerta viene de más allá de la montaña,
los picos se alimentan
de la carroña de los bienaventurados.

la noche avanza entre familias,
las invasiones de furias vacías.

los gritos nómadas
que nadie
contesta.

quizás sea la infinita violencia del despojo
lo que nos une con aquellos que aun no hemos conocido.

los nidos crecen como coronas en la cabeza del gigante difunto sobre el cual nos hemos asentado.


domingo, 15 de mayo de 2022

somos testigos del derrumbe de la última casa erigida sobre la rompiente de una playa

la situación es arquetípica:

el avance de las cuadrillas,
sabemos que el sigilo es primordial para no espantar a los cuatreros
que se esconden entre los nombres que susurra la maleza.

el fuego es la única estrella que puede hacerme entender que mi mano es mi mano
y que mi vista es una meseta itinerante.

la leña va a estar seca mañana,
mientras tanto, la tierra late al contacto.

es inútil abstenerse de caer ante la tentación de quebrar este silencio.

la voz es el fusil de los cuentacuentos.

un escenario que no le pertenece al tiempo -pero si a nosotros-
en donde los personajes se ordenan en un horizonte  imaginario

y me miran, pero no responden.

no quieren ser desalojados de una boca que es cuna de carne blanda y tierna,
con cobijas de baba que hace que las noches les sean indiferentes.

no quiero tener que ser yo quien termine empujando este auto varado en el medio de la nada
con unos brazos que no son más que una descripción de como se verían y obrarían unos brazos,
las palabras no tienen fuerza por si solas
y yo no tengo la voluntad para actuar por ellas.

no puedo ser yo quien trate de abollar una carrocería de plástico con unos nudillos huecos, no quiero que sean mis nervios en los que resuene un eco centelleante, no van a ser mis manos las que se entumezcan

ni por los golpes, ni por las picaduras de las tejenidos -aun a pesar de su delicada situación-

¿ah, no se habían enterado?

sufren de un considerable déficit demográfico,
el hacinamiento de los agujeros destila humedad
y suena como el tacto primerizo de cientos de larvas tratando de mantener el calor.

ellas también me miran -desde abajo-
pero tampoco responden.

agazapado,
abrazado a una garganta sin principio, sin final, sin ornamentos
soy testigo 

de la manera en la que la ceniza deja su marca en la tierra, hasta que de pronto, deja de hacerlo.

de la manera en la que mis huellas se marcan en la tierra, hasta que de pronto, dejan de hacerlo.

¿se supone tengo que entender la imposibilidad del retorno?

quizás no nos movemos hacia adelante por la ausencia de lugares que habitar
sino a pesar del exceso de.

viernes, 6 de mayo de 2022

la reinvención de los cantos gregorianos

la hendidura del tacto,
la llaga en la piedra
el derrumbe.

la exigencia
cuentalágrimas

¿cuánto es suficiente?

ya no hay carne de tulipanes,
no hay maldiciones
que revertir,

las pinturas imaginarias vuelven a decir lo mismo: el centro siempre estuvo ahí.

los finales continúan
alejándose.

y no,
no pretendo irrumpir
en el trabajo de las sombras, no intento
disputar un lugar que no es mío,
porque míos son los mil colores de las mil cabezas de fósforos
desordenadas en una caja que desde afuera
sabe verse inmaculada,
pero nada más.

aunque
más arriba
desciende el reflejo,
el humo bajo mi cuello como
retrato doble a lápiz
borroneado, con la miga ennegrecida
y el plato vacío.

entonces,
¿es mío el plato? ¿es tuya la cena?

los ajos van
germinando la heladera y hay un aroma
que se arrima buscando
un llanto
al fondo de una bolsa basura
que fue desechado por error.

¿qué fue lo que dejaste?

te vi bajo mis flores
en donde celebrabas los silencios

era adecuado el deseo,
pero los trazos de miseria
el casamiento de los otros, los intrusos,
con la recurrencia
volvieron aquel día
como cualquier otro.

eras vos
aquel día.

serás vos,
algún día
quien me muestre
la importancia
de los demás lugares,
aquellos más allá de este

donde frecuencias
moduladas,
monosilábicas
comprimen la piel.

donde el compacto movimiento
de los brazos
atraviesa el mar
al unísono,
conmoviendo a las antenas
que comunican toda nuestra actividad
desde el fondo

mientras esperan que una daga
termine por fin
de clavarse
en un suelo
por el que
nunca nadie
caminó.

martes, 3 de mayo de 2022

el paradigma del despojo

vi los árboles
más atrás
que nacían
de enchapados
por los que bajaba el agua
con la que se bañaban
los cuerpos,
quitándose
la culpa.

la nuca
era rompiente.
la playa, una trampa.

las parcelas alambradas -circo de alacranes-
la boca pastosa
la lengua humectando los labios
para chasquear el aire
y tratar de alejar la humedad
al menos por un rato.

gritaron pájaros
lejos, bien lejos.

pájaros
que eran
muerte, y veían con ojos
que eran incubadoras de parásitos
que repiqueteaban dentro, haciendo mímica
de la lluvia.

mentiría si dijese que no tengo miedo.

mentiría si dijese que no quiero oírlos gritar otra vez.

hay algo que no recuerdo: ¿cuántas puertas golpeé hoy?

las rodillas
eran rostros
pidiéndome
que me vaya lejos,
bien lejos.

las máscaras
se resbalaban
de cabezas
sin norte,
caían a mi regazo
que era cálido,
era hogar.

¿dónde
quedaron esos relieves
por donde
se perdía
la luz?

el agua se escapa por entre los espacios de mis dedos
mis pies van hundiéndose en el barro.

jueves, 7 de abril de 2022

ejercicio de prácticas burocráticas

I

el segundo
tras el contacto,
la abolladura en las perlas.
una fisura nace
de lo más profundo
mientras
la lengua
vive.

II

shibari de alta tensión,
la piel
busca
algo que arda
como el fuego residual
de una refinería de petróleo.

III

desfilan
pavos reales
por uno de los pasillos de agua negra
al fondo del cajón de las verduras.
las plumas de hongos
liberan esporas
entre
los bailes
de apareamiento.

IV

retengo
luces familiares
a pesar de las bajas de tensión.

la ruta es puente de espectros.
la rotonda,
convergencia
de los corazones.

V

ah si, la sangre
de nuevo, la presión bajando por la herida
el calor, la prisa
la presa
lame los colmillos
que coronan nervios
que no muestran
señal alguna
de arrepentimiento.

VI

no dejo de proyectarme en pérdida,
no veo razón
para no escabullirme
entre los incendios
y quemarme
la punta de los dedos
con la baba que hierve
en las bocas
de los sacrificios.

VII

¿tendría que abrazar lo neutro?
rechazar la velocidad
de lo dual
solo porque
yo soy el que es lento.

VIII

querido muerto,
eras el único vivo en el paraíso.

fuiste promesa
cuando todo lo primitivo
dormía.

pero ahora no sé como llamarte de nuevo,
¿cuál nombre es el tuyo?
¿respondes a algo, acaso?

querido muerto,
eras el único que reía de nosotros.

solo
atesoro de vos
caricias eléctricas
que vuelven a mi
de tanto en tanto,

ya quisiera yo, de nuevo sean
de tacto en tacto,
pero el grito
solo estampilla el eco: devolver al remitente.

IX

donde están
los causantes de fechorías,
los que removían el barro buscando el corazón
que se escondía bajo tierra,
los que eran gigantes helénicos o miniaturas chinescas según
en donde se reflejara el sol

donde están
los que se escondían bajo la mesa
para no escuchar las historias
que atraían a la muerte.


lunes, 4 de abril de 2022

el incumplimiento de las tradiciones de la monarquía anfibia

la lógica voraz,
el abandono de la voluntad
para encadenarnos a lo que no es nuestro.

los por siempres
son avistajes perpetuos
del horror que yace frente mío.

hay tanto tiempo
que no conozco, tantos
desordenes que son el ruido
de bisagras empapadas de oxido
de la caja de herramientas
que se esconde entre nylon amarillento
y galerías familiares
incendiadas.

un ojo delata
las pantomimas
del ejercicio arqueológico.

la historia
más allá del plástico.

las cotas de malla como delicadezas
sobre los rostros toscos
que mece la corriente
de un río oscuro
donde flota
la cama en la que
reposa
caronte.

mil fábulas han comenzado desde que inició esta era
mil fábulas han concluido antes del final,

quisiera replicar
el exoesqueleto
de las mitologías perdidas
con los restos
que la orilla rescata
y hace chocar contra mis tobillos

porque
¿qué es lo que me queda, sino es tratar de comprender lo que no conozco?

tengo que dejar
de hundirme en sueños,
dejar de luchar ante la necesidad,
de no responder a la urgencia con la atención
que se requiere.

tengo la responsabilidad de crear un mundo
que sea mío y con el que esté conforme
para que lo habiten
aquellos
que están
a mi lado.

no quiero
pasar otra noche
encerrado en jaulas
de acero
que sangran bálsamo.

no quiero
pasar otra noche
sin un refugio
que no me deje
ver el cielo. 


miércoles, 30 de marzo de 2022

pellizcando los codos de los gigantes

fue la reverencia cuesta abajo,
fue el contrafuego.
el corazón
de cromo
apropiándose de la forma de mis manos.

fue el calor,
la medallita de mercurio.
la piel descubriendo
corales de cerámica
fermentada
donde
la sangre era horizonte.

fueron las melodías
que nacían del aire entre los huesos
los sueños
que enmarcamos.

fue superficial la herida
fue verdadero el dolor.

fue consecuencia la rabia,
extinción el llanto.
la imagen mutó en hábito,
la pedagogía
de los duelos ambulatorios.

ya dejamos de lado
la ovación.

aun continuamos observando
la órbita de
la falla.

aun deseamos
todo aquello
que nos parece inalcanzable.

sábado, 19 de marzo de 2022

interferencias confirmando el acceso denegado

gracias por involucrarte en la situación. tu presencia
provocó cierto movimiento
en los estratos. a partir de ahora, no dibujaré líneas
en el cielo
cuando pierda el eje de las cosas. recto, fijo, un trazo
en seco hacia adelante sobre
el que respiro. 

quisiera decirte
al anteponer mis manos a la eternidad
no me sentí gigante, no me sentí más que coronado
de campanas nublando el sentido de la orientación
pretérito es oeste
futuro mecánico del sudeste
mañana es de fuego;

no podría verter mi gratitud en un cancionero
hacer de tu vida leyenda 

siento no sería suficiente.

cuando volví, no estabas. llevaba
la boca
cubierta de arena
y al abrirla, una avalancha de palabras cifradas
cayeron. 

estoy donde puedo y esa certeza me alcanza.
para el perro, soy un desvío ocular pasajero.
para el mar, una figura sobre la que reflejar
su inmensidad.
para mí, un pixel roto, sin latidos. 

recuerdo
no me diste tu rostro
no te regalé mi tacto

quisiera presentarte una ofrenda,
darte lo delicado de la violencia que es
guardarse un incendio forestal en el bolsillo
para que te despierte en plena madrugada
donde todo esta muerto

para que cuando vuelvas
pueda estar ahí

y vestir la boca
con los perdigones
que son rocas

y decirte lo que aun no pude.


escrito con Palabra Hueca

cantos del ala de emergentología

las puertas se abren sin que nos demos cuenta
ni de donde proviene el viento
ni si existe tal abertura. no
mires para atrás. 

las paredes imponen su blancura
en la habitación
del enfermo. 

una toalla secando la sudoración a 38°.
una venda alrededor del tórax.
el silencio
son los cinco minutos
en que los enfermeros salen a la vereda
a tirar humo y paciencia. 

mis manos
son regalos de dios,
mi abdomen instrumento divino

solo canto por la noche
por costumbre

y es el hábito el lamento
que ahuyenta
el mensaje de los cuelloblancos.

el hábito es entrega
la entrega es lamento.

lamento el no saber
de por qué di tanto
y no obtuve nada a cambio.

ahora el sonido de sus risas atraviesan
mis bolsillos agujereados. el martilleo
de pensar de más
construye en un cuadrilátero
un alambrado que me deja a la vista del resto. 

vivo,
exageradamente vivo. 



escrito con Palabra Hueca

la mancha de vino en el puño de nuestro invitado

quiero que quede nada
salvo los restos 

algo como
el nervio pelado
llevando el hueso a cuestas

una ornamenta
marfil
cadavérica
iluminando
decenas de peluquines
de señores bonachones
bien vestidos
y educados.

la plenitud es cosa del pasado. piso
lo que siento y de eso
lo que puedo lo rescato. 

un ave negra vuela sobre la calvicie
de una ciudad vacía. torres
de aluminio
como clavos en la faz de la tierra. 

lo que siento
lo rescato, después lo olvido

quiero el éxodo
sea furia. 

quiero la ruina,
quemar los huéspedes.

que de mis brazos
broten rostros como infecciones

y que ellos sean quienes abracen
aquello de lo que no puedo deshacerme.

quiero
que la distracción sea precisa
para que nadie vea hacia atrás,
donde
las hormigas mueren por el vierteaguas.



escrito con Palabra Hueca

miércoles, 2 de marzo de 2022

la nobleza con el que guardamos nuestro pesar

I

la hiedra decapitada
es lluvia sobre manos
que esquivan
el contacto.

hasta la sequía,
en donde el terreno agrietado
se desploma ante nuestros ojos,
es sinónimo
de infierno.

II

las luces se abren como bocas inmensas
en el medio de la ruta.

entre destellos
se proyectan
las venas diminutas de la cara interna de mis ojos
como un mapa hidrográfico
donde se advierten los peligros
de mantener las luces altas por más tiempo del debido.

III

rehúso de confabular leyendas
que confeccionen el primer temor

es
decir,
no ser
el origen
de los agujeros
que socavan manos
con el fin de esconderse
de una noche que no termina nunca.

IV

urgente:
toda actualidad muerta
cubierta de huesos.
la atmósfera es grano en negativo,
ahí, donde es pesado el aire
que recorre el contorno
de los hombros
cargando
legiones
de pulmones de hierro

V

extraño
el paseo matutino de los jueves
en los dos metros cuadrados de césped
de la estación de servicio
al costado de la ruta.

extraño
la forma en la que todo era antes
y nada es ahora.

VI

la radio acelerada
es deidad en rubros metalúrgicos.

la ferocidad del dial
ablanda las miradas impenetrables
de quienes portan máscaras de soldar.

año nuevo
llueve sobre fiat uno,
mientras una familia come su vianda en un sucucho acá a la vuelta.
en dónde se posan sus miradas entretanto,
continúa siendo
un misterio

VII

los ríos verticales,
¿desembocarán en el cielo?

los extraños
velan por días
que ya han sido.

escupitajos
son mimos en la cabeza
de la reina de las ratas.

dentro de este ecosistema
tengo un rol,
tengo una virtud que es mía
y de nadie mas

y aún más importante
tengo un propósito,

debo tener un propósito.

solo que,
aún peor que no saber cual
es saber que ese tal está equivocado.

pero sé que soy algo
sé que soy alguien,

debo ser alguien.

solo que,
aún peor que no saber quién,
es saber que ese alguien está incompleto.


lunes, 21 de febrero de 2022

¿quienes, sino nosotros?

 I

morisquetas
por el humo que enferma la garganta.

los ojos,
cada uno en la palma de mis manos
donde las líneas ya son indistinguibles.

el cuello vestido
con paños fríos
mientras
las maderas
caen para arroparme,

la ruina doméstica
íntegra y eficaz.

II

entre
la pérdida,
no hay mejor
que saberte aun al lado mío.

III

la hora cae sobre
un banquete de pétalos,

mientras
es el diablo
el único que danza.

las furias aplazan el malestar
por no poder ver
más allá de sus
lágrimas
de sangre.

IV

brazadas
son calambres,

al fondo
del piletón,
del arroyo o del mar

la superficie continúa siendo inalcanzable.

V

las voces abren puertas de a susurros,
los mosquiteros
arqueados por entre las esquinas

invitan a pasar al calor que anuncia el fin de la siesta.


viernes, 11 de febrero de 2022

demostración práctica de un fraude previamente advertido

fueras vos,
ramos de ruido
estallando
sobre
la acústica quebrada
por el aislamiento
primitivo.

la falla en la palabra,
el quiebre
cotiza su peso
en onzas,
mientras
el aire
se antepone ante tu diálogo.

son
las manos ensimismadas
por el nervio,
muerdo
carne
que son labios
que son míos

como estas costillas
huecas, que ya son
flautas

¿de quién es la melodía, sino es tuya?

¿quién se queda con el silencio cuando todo se acaba?

martes, 8 de febrero de 2022

las casas demolidas por el viento que anunció el cielo rosado

 I

no quiero irme entre
presentimientos de
cólera, como entre
la corriente solo
para
terminar
en la boca del mar
y no saber hacia que lado
queda el cielo.

II

con los dedos despedazo
la cáscara que es
piel lo cítrico
me hace
arder una herida
entre las encías
que duele
por primera
vez.

III

los dientes rechinan como las
botellas vacías al costado
de la ruta
por el viento
que trae la ceniza,
confeccionando
siluetas
que son enigmas

el acertijo
¿quién está
del otro lado?

IV

las sábanas
sobre hielo las grietas
en la tela
descubren el mismo colchón
donde todo el mundo
está durmiendo
al mismo tiempo.

V

la amenaza late
como el corazón que
abandoné hace días.

hoy los camiones
no recogen orgánicos,
pienso
¡si tan solo tuviese el corazón de plástico!

quizás
estaría siendo devorado por
una mandíbula metálica en este momento,

o quizás podría estar sobreviviendo
ahí, por un costadito entre dientes (o garras).
como carie podría ahuecar la maquinaria, se me ocurre
crecer del óxido
un color rojizo
como el que se le destiñó de fábrica.

y latir por las contorsiones
cardíacas e
hidráulicas del líquido que queda al fondo de las bolsas de residuos que no tiene
un nombre definido, aunque debería.

pero hoy no recogen orgánicos,
mi corazón no es de plástico
y en la mano tengo
un hueco
y en mi pecho
tengo apoyada la mano
que deja ver
hacia al otro lado de la calle.


viernes, 4 de febrero de 2022

lo que estaba escondido dentro de la cajita de costura que estaba en el segundo cajón


quisiera
el temor no presentarse
nunca más acá,
nunca más tener
o ser presa
del miedo
que es estar de espaldas
mientras algo (o) alguien
acecha.

quisiera diademas
es decir,
vestir cabezas
quizás
con la piel seca de los
cielorrasos,
para evitar la sedimentación
de mis vías respiratorias

o quizás
con las gotas que se escapan
de la boca de la pava
cuando hierve
y no me doy cuenta.

quisiera
que esa señora imaginaria
que tiene una casita modesta dentro de mi cabeza
parcela quince, a unas pocas cuadras del río, muy linda ubicación

quisiera que esa señora
que se entristece porque llueve
por lo que no puede salir a regar las plantas

y por lo que termina viendo el mismo punto en la pared hasta la hora de dormir

quisiera
se enterase
que ambos estamos viendo el mismo punto de la pared mientras el mundo se nos va lejos
solo que en lugares distintos.


domingo, 30 de enero de 2022

las piedras que adornan los tobillos

pero si
aun no toqué la comida
no dejé el agua corriendo, lo juro

el baño está oscuro
el eco es sensible al tacto por la agudización de los sentidos
instinto de  supervivencia
que me insta
a improvisar
barricadas
por los fuegos enemigos.

quisiera soñar
con alguien distinto
alguna vez

¿por qué no me dijiste que el dolor no es solo mío?

¿ni que el color tampoco?

¿qué otras cosas no conozco aún?

¿el frío acaso?


que
cuerpo
pierde calor
abraza el cadáver
que es ofrenda
y la promesa de otro día

quisiera soñar
con algo distinto
alguna vez.


jueves, 20 de enero de 2022

los distintos hogares de un cangrejo ermitaño

 I

que mis ojos
se hagan agua
y oficien
de bebedero
para las aves
desamparadas.

II

la ceguera
de las abejas ancianas.

la miel negra
se escurre de la noche
densa,
como el aire
dentro de las colmenas
deshabitadas.

el calor asedia.

sofocada,
la futura reina
abdica
en nombre
de un pueblo que
resopla en muerte.

mi mano se pega en la corteza de los árboles afligidos,
mientras las hormigas
ante la promesa de un festín
escalan mi cuerpo,
arrasando con todo a su paso.

III

no me molesté en
cumplir
la promesa
de encontrarnos de nuevo
bajo el esplendor de los lugares que alguna vez amamos,

donde hoy
la humedad
alimenta
a quienes todavía
desean
la belleza.

no me molesté en cargar
con la forma, tampoco con el ruido, ni con el confort de poder
haber visto luz a través de las grietas mas pequeñas.

si no queda más que esto,
bueno,
supongo que no puedo hacer más nada.

IV

los matorrales
cosquillean mi pecho,
mientras la piel de ayer
se esfuma entre lluvias
de agua tibia
que inundan
el piletón
donde
los platos siguen mal lavados
y el desagüe no desagota.

la hinchazón de mis manos esconde mis venas

los restos de la cena siguen ahí,
en el fondo del mar.

martes, 18 de enero de 2022

los santos desahuciados viven entre escombros bajo el cielo hueco

sentí que las alas -dos bolsas de nylon-
no podían
superponerse
sin entorpecer
el vuelo.

la aerodinámica,
esa forma artística
tan compleja de dominar//

quise robar
las sillas de jazmín,
esas que se erizaban por el miedo,

no sin antes anteponerme
a la pérdida.

no sin antes traducir
mi respiración
en un grito.

el té se rebela
ante la quietud
por la tracción
de los músculos y tendones
que se ocultan dentro de la porcelana.

el corazón bajo la mesa
sopla jadeos
que son socorros
que endulzan
mis pies
descalzos.

el paseo
es mímica
del sueño
en pretérito.

la fantasía es violencia, hoy.

la lluvia,
¡mirala!
es de sangre, hoy.

mañana
vendrán
las heridas
después del malón

y el llanto de los caballos
adentrándose en el valle,

donde
no hay árboles
que devuelvan
el consuelo.

¿qué es lo que estoy persiguiendo, sino es la noche?  

la guarnición,
el voto de silencio
los cuerpos tocándose
sin quererlo
pero
necesitándolo.

esperar ese
impulso
nervioso
decir
no quiero
estar más acá.
esperar es
hundir
despedazar
con las uñas y la mandíbula
el presente
y dejar
el cuerpo viendo al noreste
esperando futuras invasiones
que terminen por arrasar con todo.


domingo, 16 de enero de 2022

la inmensidad de lo vulnerable

la poca capacidad
de concentrarme
en mi reflejo
mientras las olas
constantemente lo van
deformando.

¿soy estos ojos? ¿soy
esta boca? ¿estos labios?
si mis manos no fuesen estas
y fueran otras,
¿seguirían siendo mías?
si me sacase el corazón ahora y lo
arrojase al borde de este río,
¿podría encontrarlo entre
la infinidad del mar que
constantemente quiebra mi rostro?

lágrima se construye
de sal
la pena es
temporal
quisiera decir a veces
poder, a veces
nadar más allá
de donde está el horizonte
y ver si hay algo que pueda ser mío.

quiero arroparme
del musgo que flota entre el agua
abrigar la piel helada
que insectos asienten campamento
sobre mi pecho
y éste sirva de hogar.

¿a dónde pertenezco si no es a lo anterior?
el ahora se siente ajeno,
como si
estuviese de nuevo
bajo la cama, riéndome entre dientes
tratando de sorprender a alguien
que ni siquiera me está buscando.

una serie de pinturas diminutas para personas diminutas exhibidas en una galería infinita

I

las flores,
sus pétalos
metálicos

las púas abrazan la carne,
y escriben
las primeras palabras

sobre un cuerpo
ingenuo que no experimentó
ninguna sensación
más allá
de ésta.

II

los diálogos
son roca.

el viento re-ordena las letras
de las palabras que pensábamos eran inamovibles.

¿qué quieren decirnos aquellos que han sido borrados del mundo?

¿era este cielo que está bajo nuestras cabezas, suyo en aquel entonces?

siento un dolor
que existe desde antes de que todo naciera
y que va a perdurar después de que todo se extinga

quisiera poder darle un nombre,
pero las letras se me resbalan de los labios
y mis dedos son demasiado transparentes para aguantar el peso de la tinta.

¿era este el futuro que presagiaban los cuerpos primeros?

¿quién portará el dolor después de que muera? ¿que le dirá el viento con mis palabras?

III

ya renuncié
a todo.

restará esperar a ver que pasa.

IV

el óxido dicta los pasajes primeros del paso del tiempo
donde el verbo no es mas que
océano
que es código,
como formas
de comunicación (como por ejemplo)
la ventriloquía para cuando
las bocas todavía precisan asistencia para tomar la palabra.

sostengo un vaso y utilizo la luz del sol para imprimir ángeles sobre manteles descartables
que me servirán por la próxima hora y media.

eventualmente,
mi mano divina buscará nuevos siervos cuando se aburra,
y mientras el papel se arruga por el mismo sol que cristalizó su luz en los figurines que están sufriendo de una prueba de fe,

la humedad terminará de corromper aquellos corazones de 0,1 mm de grosor
que serán aniquilados por decenas de filas de dientes metálicos
que darán por origen a bestias de fuego
ennegrecidas por el resentimiento
que el viento traerá de vuelta frente a mis ojos

solamente para que las sople lejos y se desintegren entre el aire.

VI

colección de bolsillo: la navidad de los insectos.

las antenas visten
luces diminutas,
los regalos para los huevecillos
que están pronto a eclosionar
siendo casi medianoche.

¿quién va a vestir las alas mas bellas?

adornadas con hojas a punto pútrido,
con ese color morado
tan elegante
tan escaso.

el árbol diente
de león altamente inflamable
una catástrofe casi anunciada

la huida se traduce
en un aleteo despavorido
que solo aviva un fuego que ahora es insaciable

los grillos entumecen su abdomen por las quemaduras
la música es cada vez mas disonante
pulsión de muerte 

entre la noche
se divisa un punto minúsculo
de color rojizo-

a lo lejos se oyen doce campanadas,

el césped vuelve a su color oscuro como si nada hubiese ocurrido.

VII

darte la mano
y desvanecerme,

¿cómo
condensar el tiempo lo suficiente
para que su paso resulte imperceptible?

el ejercicio de lo inútil.

el deseo es sinónimo de inocencia,
la cadencia cada vez menor
de tus palabras
y las mías
que no quieren
entorpecer
este silencio,
que es tuyo.

VIII

protección anti-terremotos
para las vírgenes de cerámica.

la hidrografía de la sangre
entre papel de burbujas
explotando

mientras el sol cae
tirando abajo pedazos del techo consigo.

IX

quiero guardar
los puntos que flotan entre el aire,
lejos de todo mal.

quiero trazar líneas invisibles con mis dedos
dibujar obras que solo
yo pueda interpretar

quiero
poder aniquilar con la mirada.

y
quiero
respirar
riesgo,
la raíz
de todo
placer

 destruirdestruirdestruir
es tan
natural
 como atesorar
lo que nos parece hermoso

¿a vos que te parece hermoso?

¿vos que quisieras destruir?


lunes, 10 de enero de 2022

juré quedarme en el mismo lugar

otra vez
ese sueño
en pleno verano
que borra los límites entre mi piel
y el sillón de cuero.

otra vez muerdo mis labios
para despegar de un tirón la gasa
de la sangre seca
y la sangre seca
de mi tobillo

y en el medio de la ruta
soy propiedad del viento
que podría llevarme lejos
si quisiera

y mi padre sigue avanzando sin ver atrás
y las lágrimas caen
en
los baberos de papel
con los que me vistieron sin que me diese cuenta

y que ahora van cercando mi cuello
cerrándose cada vez más
mientras oigo

el hervor de las remeras

y la palangana sedimentándose con la membrana de mi casa,

¿qué pensará mi madre de todo esto?

no hay sombra donde refugiarse,
otra vez.

y ahora
los caracoles que masacré cuando niño
vuelven a cobrarse venganza

y no sé como pedirles perdón

más que entregando mi cuerpo a las represalias
que sabía que llegarían,

pero
que ignoré
cuando era dios
de este patio
por la arrogancia
de haber creído
que no iba a haber
otro tiempo
más que aquel,
tan maravilloso.