viernes, 12 de septiembre de 2014

La inferioridad y el anhelo de atención

la avanzada madrugada, se enriquecía visualmente gracias al tenue contorno de la mañana naciente.
los ecos de las voces ya calladas, resonaban por las vacías calles de una ciudad hundida en un profundo sueño.
todos dormían.
excepto el cielo.
que se esforzaba por innovar su estética cada segundo.
era un cambio constante, la permanencia, era un concepto distante de los bastos conocimientos de la tan poderosa esfera celeste.
pero que ahora era un constante negro, bañando en un tono rojizo en su horizonte.
sabía que alguien lo iba a notar, e iba a detenerse a admirar su belleza.
aunque sea por escasos segundos.
pero al correr la mañana, no escucho ninguno de los constantes halagos que lo agraciaban.
oh, tan desvalorizado se sentía, pero él no comprendía que no era su culpa!
la gente, totalmente desesperanzada, ya no miraba al cielo, porque se les hacía  repudiable ver algo tan bello, siendo ellos un atentado contra la naturaleza a la que pertenecían.
llenos de imperfecciones que solo los hacían odiarse un poco más entre ellos mismos.
despojados de las creencias divinas, porque, ¿quien se iba el trabajo de salvar a seres que con sus propias manos, sudor, y trabajo, formaron piedra por piedra, la metrópoli de su perdición?
se mataban a sí mismos, anhelando el progreso.
que grandísima ironía.
el cielo lloraba, esperando al menos ser notado.
la gente no usaba paraguas para protegerse de las inofensivas gotas, ya que pensaban que el destino les estaba escarmentando por su ineptitud.
su tristeza parecía no hallar consuelo.
lloraba tan desaforadamente, que las calles se volvieron pequeños ríos deambulantes.
de su gran vacío, escondió el sol solo para que él pudiese ser el único que lo admirase.
el panorama que se torno gris con el correr de unas pocas horas, parecía sentar a la perfección con las ideas que surcaban a paso lento, las mentes de aquellos individuos.
el cielo nunca más se digno a aparecer.
las multitudes nunca más se dignaron a mirar más allá de sus pies.
ambos extremos podían complementarse tan fácilmente, que era desesperante para cualquiera que observara la situación desde afuera.
el firmamento, ansiaba por atención y halagos que lo hagan sonrojar al mismo tiempo que se pone el atardecer.
las personas, anhelaban algo bello que pudiera sacarlos del vacío emocional en el que estaban tan profundamente sumergidos.
pero no se pudo dar.
esas situaciones que parecen tan ambiguas, y desperadamente verídicas, tienen su lugar, en alguna parte de este recóndito mundo.
inexorable es, evitar que ocurran.
el azar siempre tiene un as bajo una manga, y bajo la otra un mazo completo.
impredecible.
imperceptible.
innovador.
totalmente despreciable.

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