viernes, 12 de septiembre de 2014

Profundo océano nocturno

la lluvia que torrencialmente cayó.
había cesado hace ya algún tiempo.
por fuera todo estaba seco.
pero por dentro, específicamente en mi alcoba, las gotas seguían cayendo.
cada minúscula cantidad de agua, se tomaba el trabajo de formarse hasta alcanzar la perfección.
pobres ilusas eran, si esperaban que aquella apariencia fuese permanente.
apenas acariciaban el suelo, desaparecían, o mejor dicho, tomaban su verdadera forma.
solo agua.
y pobres ilusas eran, al creer que una sola de ellas podría llegar a causar relevancia.
aunque todas juntas, creaban la más pequeña catarata.
y casi todas acababan en el piso.
pero algunas dulcemente rociaban mi cama.
convirtiéndola en el océano más seco
y mi almohada era el rincón más profundo de aquel océano.
era así que con solo el apoyar mi cabeza en ella, ya me veía hundido.
y me encontraba a mi mismo entre sueños.
tan familiares, que eran casi lúcidos.
pero no tenía todo el control.
nunca lo pude tener.
oh, pero benditas sean aquellas despampanantes visiones de mi inconsciente.
me permitían verme en un ambiente que no era para nada desconocido.
mientras intentaba crear mis propias ilusionas para impresionarme, y pasar más a gusto las noches.
amaba las noches
y amaba los fines de semana.
ansiaba tener un largo reposo, y casi todo el tiempo del mundo en mis fantasías.
porque como sabrán, una hora en un sueño, son solo cinco minutos durmiendo.
y aquella cuasi infinidad de tiempo, me era totalmente placentera.
hasta el momento de despertar.
oh, por que de nuevo?
por que había de vivir aquel pesar, mañana tras mañana?
ojalá hubiese sido un sueño.
y no algo real.
tenía miedo por los días.
el sol quemaba la piel.
el frío la congelaba.
la lluvia la inundaba.
el viento la secaba.
en un sueño, aquellas sensaciones son inocuas para uno mismo.
quizás, otros sentimientos son mas reales en un sueño que en la misma realidad.
el temor, en las pesadillas, es inevitable.
y solo despertar es la salida.
oh, pero despertar era la peor de las pesadillas que yo podría imaginar.
dulce ironía de la trágica vida misma.
la realidad no era más que un constante sentimiento de desconcierto.
un laberinto, sin dudas, se veía más placentero.
lo que tiene razón de ser es predecible.
o aún peor, impredecible.
en cambio un sueño, al dejar todo al azar, deja a un lado la razón.
y se borra aquella línea de lo lógico y lo irreal.
todo puede pasar.
todo puede pasar.
oh, y escribo estas palabras.
mientras me veo en la fatídica espera para soñar.
quiero soñar.
quiero soñar.
y me gustaría no volver a despertarme.
pero eventualmente lo voy a hacer.
pero para salir a flote, así puedo sumergirme en otro sueño
vivir cada noche, encarnando una piel distinta.
viéndome alejado de mi mismo, y a la vez, más cerca que nunca.
y mis ojos al estar cerrados.
permiten que mi mente se abra más.
se re descubre a si misma en cada fantasía.
me re descubro a mi mismo, cada noche, cada día.

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