viernes, 12 de septiembre de 2014

Onerosa alma

vi como mi alma miraba con desprecio a mi cuerpo.
vi como aquella esencia negra, tan sucia y desprolija.
se mofaba de aquel desdichoso organismo.
al que el destino le hizo la mala jugada de obligarlo a albergar en él al fatídico espíritu durante mucho tiempo.
aprisionada, día tras día el alma se anegraba con cada vez que el cuerpo la empujaba más adentro.
casi como avergonzado de que los demás supiese que tenía una.
yo era un espectador.
atónito observaba la situación.
hacía tanto que me había separado de mi mismo, que era como ver una pecaminosa, pero con culpabilidad, entretenida película.
y en silencio solo me molestaba en admirar el contexto, pensando en cuanto tiempo más todo se dirigiría a su inminente declinación.
gritar, y gritar, era lo único que el psique hacía, exclamando y exigiendo su liberación.
el organismo, cual ente orgulloso e independiente, la ignoraba cada vez.
solo para evitar el equilibrio.
el cuerpo quería valerse por si mismo.
el cuerpo quería su auto destrucción.
¿Y que mejor método para destruirse que dejando olvidada el alma en el rincón más recóndito de nuestro interior?
la figura humana, sin la esencia, pierde todo su poético encanto, y misterio embriagador, y solo se vuelve carne.
carne, que se pudre un poco más cada día que se va.
oh, que onerosa pena tenía que cargar el espíritu en cautiverio.
oh, y como se codeaba el cuerpo cada vez que los sollozos del primero se iban callando cada noche.
y de a poco, se iban callando cada semana.
cada mes.
hasta que un silencio se encontró dentro del interior del tronco humano.
por arriba, los pensamientos discutían unos con otros, tratando de culpar a algun causante.
los ojos, por su parte, yacían mirando perdidos a un punto fijo en el medio de la nada.
la preocupación creció en el cuerpo.
lo único que se le permitía sentir, era el correr de la sangre por las azules venas.
era hartante.
y por dentro estaba vacío.
para estas instancias, clamaba por el espíritu, alegando que le permitiría su liberación.
totalmente fatigado, totalmente deprimido, el cuerpo sucumbió ante el frío beso del suelo.
y empapado yacía, hasta que de pronto, la piel se llego a erizar.
espasmos recorrían toda fibra del organismo.
y sus ojos atónitos, no vieron nada.
pero sus demás sentidos, la sintieron.
el cordial encuentro con el resentimiento, y un eterno sentimiento de venganza, casi palpable.
el alma, tan lista en su lecho de muerte, fingió su mismo pedecimiento.
y abandonó al cuerpo en su momento más crítico, apenas encontró la oportunidad.
sin poner ninguna cuestión en claro.
el cuerpo entendió todo.
y era solo carne.
comprendió que la auto destrucción que buscaba tan ansiosamente.
no era más que un desesperado deseo por la armonía, pero que no sabía como hallar.
débil.
sin alma el cuerpo era débil.
y era solo carne.
las ideas, los exasperantes destellos de lucidez, nada podían hacer.
el cuerpo nada podía hacer.
estaba solo.
hundido en el propio apocalipsis que el mismo había creado solo para su haber.
el cuerpo estaba perdido.
era solo carne.
y la putrefacción iba a llegar.
invisibles gusanos carcomerían la mente que manejaba las extremidades, hasta el punto de dejar solo una neurona consciente, para que presencie lo que ella misma, y sus ya no vivientes compañeras habían causado, en una de sus tantas ocurrencias.
la culpa recaería en ella.
la culpa recaería en el cuerpo.
que así, como tan vilmente trató a su pobre alma, que se oscureció hasta desaparecer, disfrutando de la libertad que tan ansiosamente deseaba, y tan asquerosamente se la habían negado, en sus últimos escasos segundos de existencia, para otorgar justicia en un mundo desigual, sería tratado.
en una desesperación sin fin sería sumido.
hasta llegar fatídico, pero bienintencionado suspiro final.
el cuerpo presenciaría su final.
y sería por siempre, solo carne.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario